2022 es el peor año de todo el siglo en España en lo que a incendios forestales se refiere. El fuego ha alcanzado más de 290.000 hectáreas. En junio, los datos indicaban más de 80.000 hectáreas quemadas. Esto es prácticamente de tamaño como la isla de Lanzarote. Todo empezó con la primera ola de calor del año, la más temprana de la historia, entre el 11 y el 18 de junio, que provocó incendios en 23 provincias. El primero fue en Málaga, en Sierra Bermeja. Pero es que, en julio, con la segunda ola de calor, sólo en este mes, ardió más de la mitad de lo que ha ardido en lo que va de año. Los incendios registrados han ocupado más de la mitad de la superficie forestal del noroeste peninsular, también por las comunidades interiores, la zona del Meditarráneo o Canarias.

La causa de la mayoría de estos incendios, estamos hablando de un 95% de los incendios, son provocados por personas. Hay que tener un cuidado extremo, porque un bosque quemado puede tardar en recuperarse alrededor de 100 años. Asimismo, siendo la consecuencia más grave, cabe destacar todo el daño humano que provocan los incendios. En este período esta triste situación se cifra en tres personas fallecidas y en torno a 27.500 personas evacuadas de sus hogares en los casi 400 fuegos sufridos. Desgranandolos, cabe señalar que en torno a 50 se consideran de gran tamaño. Indiferentemente del tamaño, la conclusión es clara: se ha cuadriplicado la media de incendios de la última década.

Por todo esto, las 290.000 hectáreas arrasadas por el fuego en España, que casi cualquier región que nombres a lo largo del mapa nacional ha sufrido, en mayor o menor medida, las consecuencias de este tipo de catástrofe natural. Pero como si de una norma se tratase, existe una curiosa excepción. Este es el caso de la provincia de Soria. La provincia castellanoleonesa cuenta con 447.000 hectáreas de masa boscosa. Aun así, este verano, otro verano más, se está salvando de los grandes incendios. Y no es que el monte de Soria sea ignífugo. De hecho, se han producido en la provincia unos 30 fuegos,. Lo que ocurre es que todos esos conatos se han sofocado antes de que alcanzasen grandes dimensiones. En Soria hace muchos años que se aplica un modelo de gestión de los bosques que se está demostrando eficaz para luchar contra el fuego.

El último gran incendio de la provincia se produjo en agosto del año 2000 y quemó 2.500 hectáreas. Desde entonces, la comarca de Pinares, está casi libre de llamas gracias a su sistema de explotación y protección de sus zona forestal. Es aquí donde surge el denominado "modelo Soria".

Para conocer más en profundidad la estrategia basada en tres pilares, el monte como generador de recursos, el ataque temprano y la cooperación, Pablo Sabín, ingeniero de montes y director del Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor), explica en "Herrera en COPE" todo lo que rodea al peculiar fenómeno ambiental sucedido en dicha provincia.

"El aprovechamiento de los recursos y la generación de actividad económica son los principales elementos que hace que todos los sectores se sientan implicados con estos espacios forestales. El hecho de que haya actividad económica, de que los bosques se aprovechen de una manera sostenible hace que la socio-economía del lugar genere una buena predisposición a la conservación de los bosques. Además, uno de los elementos claves, ya que nos lo dicen todos los expertos en incendios forestales, es que el quitarle carga de biomasa a los bosques ayuda a protegerlos", responde el ingeniero explicando así los motivos por los que allí se valora tanto estos espacios a la vez que ratifica la importancia del aprovechamiento de los recursos.

Los factores diferenciales con otros métodos

Partiendo de esa idea, se observa que, a diferencia de en otras regiones de España, la gente de Soria tiene otra mentalidad distinta respecto a este tema: "Esto es algo que viene de antes. El modelo Soria es un modelo histórico que era más habitual en otras regiones de España pero ha ido desapareciendo. En muchos sitios ha desaparecido la costumbre del aprovechamiento de la madera, cosa que no ha sucedido en Soria", manifiesta Sabín exponiendo así la clave diferencial que hace que esto solo se suceda en dicha zona.

Llegados a este punto, cabe señalar que en Soria, al igual que en todos lados, se producen incendios. La diferencia parte de un gran sistema de prevención que evita que este pierda el control y genere un gran problema. Tal y como explica el director del Centro de Servicios y Promoción Forestal, el sistema está basado en "el poder y la capacidad de hacer un ataque temprano". "Aparte de los sistemas tradicionales de detección de fuegos con torretas, también se incorporan desde hace mucho tiempo cámaras térmicas y automáticas para mejorar la vigilancia. Asimismo, cabe resaltar que los montes al estar gestionados y aprovechados tienen una red de caminos bien conservados y mantenidos que permiten que los dispositivos de extinciones", expone el ingeniero dando más detalles de como funciona el modelo.

Pero todo esto no depende solamente de las personas que viven allí o de las empresas, sino que las instituciones y organizaciones públicas son una parte fundamental de esta estructura. Los intereses partidistas en muchas ocasiones son el principal obstáculo para controlar y mejorar el sistema de incendios: "Aquí hay una coordinación entre la diputación, la Junta de Castilla y León y los ayuntamientos, además del apoyo del tejido industrial. Todo esto hace que en el día a día funcione la planificación fruto de esa coordinación, pero no solo durante el incendio como en otro sitios, sino que también durante el resto del año. Todo el conglomerado funciona tanto en campos públicos como privados", manifiesta Pablo Sabín intentando hacer ver la importancia de que todos los agentes estén realmente implicados en el asunto.