"Leyre Díez llegó como una superestrella a Ferraz para planear con Santos Cerdán cómo hacerlo digestible"

Señoras, señores, me alegro, buenos días. Bueno, ya es miércoles, es 4 de junio de 2025. ¡Vaya la que cayó ayer en Valladolid! Y en otras localidades del norte peninsular: 26 litros por metro cuadrado en apenas una hora. Bueno, esos chaparrones… y las cosas se normalizan un poquito más. Bueno, no se pierdan, por favor, ni un solo detalle del relato de la actualidad, porque estamos en lo mejor de la operación de evasión y contraataque. Esta operación en dos tiempos que lanza Moncloa, para que parezca que aquí no ha pasado nada. Que no hay nadie moviendo o removiendo, sembrando o resiembrando para difamar a la Guardia Civil, a los jueces… No, no, que no ha pasado nada. La evasión es para proteger a Sánchez, para que pueda seguir callado cobardemente, como acostumbra. La evasión de cortar lazos orgánicos de la fontanera del PSOE, y el contraataque de mandar a otros fontaneros, como Pérez Dolset, a hacer la tournée mediática para seguir descalificando a la UCO y a los jueces. Fíjense ustedes en las últimas horas lo que hemos visto: a esta persona que no ha conocido la vergüenza, que se llama Francina Armengol, presidenta del Congreso, actuando con una arbitrariedad escandalosa para evitar que Pedro Sánchez tenga que comparecer de inmediato y dar la cara por el escándalo de las cloacas del PSOE. Hemos visto a la fontanera del PSOE, Leyre Díez, dándose de baja del partido para solventar ese incómodo detalle consistente en que Leyre Díez sí tenía que ver —y mucho— con el PSOE. Y es estupefaciente ver cómo el Gobierno se ha entregado definitivamente, y a ojos de todos los españoles, a la normalización de la mentira. Porque estamos a miércoles, y el bulo de la bomba en la sede del PSOE, supuestamente dirigida contra Sánchez —propagado el viernes por ministros del Gobierno— continúa sin ser desmentido. Tanto el Gobierno como sus medios sincronizados —su Televisión Española, sus extras y demás— han compartido el mismo argumentario: el que dice que no fue un bulo, sino una mala interpretación. Y ya está. Así que venga, circulen, circulen. ¡Vamos! Ya está. Sigan jugando, no ha habido falta. Hombre, ¿han tenido en cuenta que hoy no hay sesión de control al Gobierno? La gran cita va a ser la rueda de prensa de la fontanera. Eso ya es algo, de por sí, entrañable. Ayer estuvo dos horas con Santos Cerdán. Estuvieron programando, preparando cómo van a ser las próximas actuaciones. Ya no hay ninguna duda: hemos pasado de que los fontaneros de las cloacas trabajen en la turbia oscuridad… a que ya den ruedas de prensa. A las diez de la mañana, en un hotel de Madrid, Leyre Díez explicará cómo ha sido eso de darse de baja del PSOE para evitar problemas al PSOE. Ayer llegó como una superestrella a Ferraz. No, no, no. Estaban planeando cómo hacer esto un poco más digestible. Bueno, no pueden sancionarla, de verdad. No la pueden dejar tirada, porque si se enfada… ríete tú de Bárcenas. Bueno, pues amagaron con un expediente informativo, y ahora ella ha facilitado las cosas haciendo que ese expediente se quede en nada: se da de baja, ya no hay ley de militante. Circulen, circulen. Aquí no hay cloacas. Vamos a ver por dónde sale Leyre Díez en esta rueda de prensa. En realidad va a ser una declaración pública, porque no va a admitir preguntas. Me dirán ustedes qué clase de rueda de prensa es esa. Esta noche, en El Cascabel, de TRECE, el empresario Pérez Dorset —que es otro funcionario, otro fontanero de las cloacas del PSOE— se ha ido por los cerros de Úbeda con las grabaciones del excomisario Villarejo. Siempre meten a Villarejo por medio. Vean: que si alguien le puso a Pedro Sánchez, cuando era líder de la oposición, algún micrófono… y que igual por ahí tira Leyre Díez esta mañana. Vaya usted a saber. Todo lo que sea apelar a la fonoteca de Villarejo… Miren, cójanlo con pinzas. Cójanlo con pinzas. Villarejo, por supuesto, lo niega de pe a pa. El PSOE y el Gobierno están en un nivel de desesperación tal que ya sólo les queda hacer esta maniobra en dos tiempos: crear un cortafuegos para Sánchez e intoxicar todo lo posible para justificar que el Gobierno y el PSOE estuvieran tratando de difamar a la UCO para salvarse judicialmente.