

El primer sonido del día de HERRERA EN COPE
"¿Por qué no las convoca directamente? Porque Sánchez es consciente de que las vuelve a perder"
Antonio Herráiz repasa los principales titulares en el primer sonido del día que marcarán la actualidad de este lunes 28 de julio de 2025
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Son las 6, las 5 en Canarias
Muy buenos días, te saluda Antonio Herráiz y vamos a por otra semanita aquí en Herrera en COPE. Lunes 28 de julio y hay aviso naranja por altas temperaturas en los clásicos del verano: en Montilla, en Puente Genil, en toda la campiña cordobesa. También hay avisos en Badajoz, en la comarca de Tierra de Barros, en La Serena, en Las Vegas del Guadiana y luego los Valles del Guadalquivir, en la campiña sevillana, en puntos de Huelva. La máxima será de 40 grados en Córdoba y Ciudad Real; 39 alcanzarán en Badajoz, en Granada y en Sevilla. Y luego el contraste lo encontramos en el norte, como es habitual: hay previsión de precipitaciones en el Cantábrico oriental y en el este de Cataluña. Y frente a esos 40 de Córdoba o de Ciudad Real, pues apunta los 21 de máxima en Vitoria o los 20 de San Sebastián, Santander, Burgos, Soria.
Al final no pudo ser. Después de un camino impecable, las chicas de la selección española de fútbol pincharon en la final de la Eurocopa y lo hicieron en los penaltis frente a Inglaterra, en una tanda trágica, como suele ser casi siempre cuando los penaltis te impiden el triunfo. Eh… quedarse a las puertas de la gloria, en este caso, no es ningún fracaso. Este equipo lo forma la mejor generación de futbolistas españolas de la historia. Fueron campeonas del mundo y todavía nos tienen reservados muchos, muchos momentos triunfales para nuestro deporte.
Bueno, al margen de lo del fútbol, seguro que estás despierto a esta hora. No porque te tengas que ir a trabajar, no porque estés ya incluso en el curro, no porque quieras aprovechar las primeras horas de la mañana para caminar antes de que llegue el calor, no, no, no. Seguro que estás ya en pie porque no puedes conciliar el sueño ante la expectación que te genera la comparecencia del presidente del Gobierno. A las 12 del mediodía, en el Palacio de la Moncloa, con toda la parafernalia que acostumbra, con la puesta en escena medida hasta el milímetro, Pedro Sánchez hará el balance del curso político, que será triunfal —de eso no tenemos ninguna duda— y en el que anunciará el impulso de la agenda social para tratar de sobrevivir a la segunda parte de la legislatura. Comparecencia en la que se va a apoyar, además, en la marcha de la economía para decirnos aquello de: "Ni tan mal, presidente".
Sánchez agarrará la EPA del segundo trimestre y esas 22 millones de personas ocupadas, omitiendo que España lidera el ránking del paro en la Unión y arrastra un problema sistémico como es la baja productividad y la inestabilidad en el empleo. Pero ya sabemos que la economía va como una moto. Bueno, mejor como un cohete, a la espera del nuevo calificativo o de la nueva comparación que nos vaya a regalar hoy el presidente.
¿Se espera alguna sorpresa en la comparecencia de esta mañana? Pues teniendo en cuenta que lo inmediato para Sánchez es irse de vacaciones a Lanzarote, a La Mareta, no entra dentro de lo previsible nada que se salga del guion, y tampoco una crisis de Gobierno. Un 28 de julio... que la haga en septiembre, que la haga en octubre, no se descarte. Es probable, pero eso será después del reseteo de las vacaciones, después de que la playa, la montaña o la piscina aumenten la amnesia colectiva. De hecho, Sánchez no ha cerrado completamente la puerta a esa crisis de Gobierno. Sabe que tiene varios de sus ministros completamente abrasados, pero de haberla, la dejará para el comienzo de la nueva temporada, es decir, a partir de septiembre, lo cual también le permitiría distanciarla del caso Cerdán.
Y luego hay otros asuntos que también están en la mano del presidente, pero que tampoco van a caer en la comparecencia de hoy. La cuestión de confianza, por ejemplo: si hay por ahí algún iluso que la vislumbre en la agenda, que se le vaya quitando de la cabeza, a pesar de que en las encuestas la piden la mayoría de los españoles, incluso barones socialistas como el castellano-manchego Emiliano García-Page. Bueno, y a pesar también de que los apoyos con los que consiguió mantenerse en Moncloa hace justo dos años le dejen tirado cada vez con más frecuencia. No la contempla, no la va a anunciar hoy, ni cuestión de confianza ni nada que se le parezca, por una cuestión sencilla: si la pierde, su Gobierno entraría en funciones con gran parte de sus capacidades limitadas, y sería el paso previo inevitable a la convocatoria de elecciones. ¿Por qué no las convoca directamente? Porque Sánchez es consciente de que las vuelve a perder como hace dos años, pero ya esta vez con opciones nulas de poder gobernar. Esto lo ha reconocido el propio Sánchez. Así que no, no habrá golpe de efecto inesperado en este sentido.
Tampoco esperen que salga hoy el presidente a contar que ya tiene los apoyos necesarios para empezar a tramitar los presupuestos. Ya veremos si evita decir siquiera el clásico "lo vamos a intentar", pero estamos terminando julio, y si la legislatura transcurriera por parámetros de normalidad, por estas fechas se habría aprobado ya el techo de gasto, que es un paso previo para la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado. ¿Cuál es la realidad? Que las últimas cuentas aprobadas son las que se publicaron en el BOE la Nochebuena de 2022. Desde entonces, el Gobierno de España sobrevive con las cuentas prorrogadas. Hoy Sánchez cumple 2.613 días en Moncloa desde el 2 de julio de 2018 y, en las tres etapas diferentes que ha pasado ya como presidente del Gobierno, acumula más tiempo con los presupuestos caducados que con ellos en vigor. Y lo que es más llamativo: incumpliendo el mandato constitucional de presentar esas cuentas. Veremos hoy, pero tampoco en esto se espera ningún tipo de anuncio o de avance.
Lo que sí vamos a ver hoy, además del triunfalismo marca de la casa, es esa pose victimista de "lloriquear" permanentemente, en la que nuestro presidente se mueve, vamos, está comodísimo. Cuando le toque hablar del caso Cerdán, volverá a aparecer con ese rostro compungido y contará lo mal que lo ha pasado y lo mal que lo está pasando. Lo defraudado que se siente, la traición a la que le han sometido no uno, sino sus dos últimos secretarios de Organización del PSOE. Y será el indignado por haber tenido la corrupción en sus narices sin haberse enterado de nada. O eso nos va a seguir contando. Pero claro, en este asunto hay una novedad que debería afrontar hoy Pedro Sánchez: y es el demoledor auto del Tribunal Supremo que otorga a Santos Cerdán un papel directivo en una trama criminal, en la que se repartían de manera furtiva cantidades portentosas de dinero. Actuaban como una mafia, sabiendo que tenían las espaldas cubiertas, operando con el control que ejercían principalmente en el Ministerio de Transportes. Sánchez no se enteraba de nada, de absolutamente nada de lo que hacía su mano derecha. Jamás sospechó de nada, porque esa es la clave.
Bueno, pues la comparecencia de hoy llega en el ecuador de la legislatura. Es el final del curso político en el que, además de lo de Cerdán y Ábalos, ha seguido el curso de la investigación contra Begoña Gómez. Ha quedado procesado el hermanísimo y también el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Es el curso político del apagón, del que, por cierto, hoy justo se cumplen tres meses sin que nadie haya ofrecido una explicación completa de lo que ocurrió. Y lo que es peor: nadie, absolutamente nadie ha asumido responsabilidad política alguna.
Así concluye hoy el curso político Pedro Sánchez, cercado por la corrupción, en vilo ante la posibilidad de que puedan salir nuevos informes de la UCO que le comprometan aún más, y noqueado por sus propios socios que, mientras elevan el chantaje, le dejan tirado cuando les conviene, como vimos la semana pasada tumbando el decreto antiapagón, impidiendo que se tramitara la ley Bolaños y la reducción de la jornada laboral. Pero ten por seguro el mensaje de hoy: “Yo, aquí ante ustedes, el uno, me presento como imprescindible para que España siga avanzando con eso que, de forma cursi, llaman la agenda social”. Y esa será la intención que va a manifestar hoy Sánchez: la de aguantar dos años más. Aunque cada día se acerque —bueno, él no solo, el resto del conjunto de los españoles también— al borde del precipicio.