El profesor José María Gay de Liébana analiza en ‘Herrera en COPE’ las claves económicas del día.

Se acabó, Don Carlos, la bonita serie de dibujos animados de Heidi en las montañas con su abuelo, las mariposas y las flores silvestres, donde el manirroto y dadivoso gasto público hacía de las suyas, gastando el dinero de los españoles, dándole con frenesí al déficit público y endeudando al país hasta cotas peligrosas. Hoy necesitamos sin demora que, por la Moncloa, aparezca el genio de la lámpara de Aladino para evitar que las próximas entregas del serial sean de terror. España ahora, cuando llega el momento de la verdad con el azote del coronavirus que está haciendo temblar a toda la economía mundial y la nuestra entra en fase aguda, no dispone de margen fiscal para actuar, no tenemos palancas fiscales con las que hacer frente al devastador terremoto económico que nos sacude, y el Gobierno, más allá de los protocolos de manual, está en modo avión, sin respuestas ante el seísmo económico y financiero. 

Es hoy, Don Carlos, cuando el Gobierno tiene que tirar de gasto público, cuando con carácter apremiante debe procederse a ajustes arancelarios que favorezcan transacciones y abaraten precios de productos de gran consumo, cuando tiene que rebajarse IVA, impuestos especiales y similares, para impulsar el consumo y algún atisbo inversor, cuando toca rebajar cotizaciones sociales para que el empleo no se bambolee, cuando hay que sacrificar IRPF e Impuesto sobre Sociedades por el bien de nuestra economía y sostener al tejido empresarial. Se ha dilapidado el dinero público a la ligera, aumentando a la brava el gasto en aras de ganar votos, el déficit campa a sus anchas y la deuda nos estrangula. De esos vientos llegan estas tempestades, Don Carlos.

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