¡Felicidades, Vespino! 50 años no son nada, quizá para una moto sí, pero aquellos españoles que han tenido un Vespino o lo conservan porque lo han cuidado con mucho mimo o lo recuerdan por los gratos momentos que pasaron con él, incluso alguno fardaba encima de sus dos ruedas.

Y ¿los fósforos, qué experiencias han tenido con su Vespino? Sin duda, el testimonio que más ha llamado la atención es el de Francisco que con un dinero que le dio su padre se compró un Vespino que tuneó, cambió ruedas, le puso maletas amarillas a los lados, cambió el tubo de escape que aquello parecía un Ferrari, "hacía un ruido que la gente me decía cómo te pille la policía te denuncia". No tuvo ocasión porque a los tres meses de tener la motillo, Francisco se chocó contra un coche por detrás por ir pendiente del tuneo del ciclomotor, "metí la cabeza por el cristal de atrás del coche, me rompí tres dientes, ¡madre mía cuándo mi madre vio el vespino! No volví a tener moto hasta que me lo pude comprar yo".

O Ana que tuvo una Vespa 200, "me fui sola a los lagos de Como en Italia a una concentración de motos y cuando llegué ya había acabado porque  gripé 400 veces a lo largo del camino, pero me dieron un premio, me lo pasé muy bien".

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