Un niño con el pie amputado: así comenzó la cirugía hace más de 30.000 años
Es la Historia del día de este jueves 8 de septiembre de 2022

Es la Historia del día de este jueves 8 de septiembre de 2022
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Un grupo de investigadores ha hallado en Indonesia los restos de un niño que vivió hace más de 30.000 años. Pero esa no es la gran novedad. Lo es, que el pequeño tenía el pie izquierdo amputado y esto hace prever que estamos ante el origen de la cirugía.
Han hallado los restos fósiles de la pierna derecha completa, más la tibia y el peroné de la izquierda amputados.
Estos últimos estaban envueltos en colágeno, señal característica de que ese corte ya había cicatrizado y de que se trata de un corte quirúrgico intencionado.
Esto demuestra que aquellos hombres contaban con el conocimiento suficiente para evitar la muerte del paciente.
De hecho, lo que más ha llamado la atención es la empatía que refleja el acto en sí... no solo la intervención, sino el cuidado posterior de una cirugía que fue un éxito. De hecho el niño sobrevivió unos 8 años después de esa operación.
Los investigadores consideran que en el cuidado del niño probablemente se usaron los recursos botánicos disponibles con propiedades medicinales para prevenir la infección, anestésicos y calmantes.
Hasta ahora, la prueba más antigua de una cirugía de amputación se remontaba a 7.000 años, en los restos de un agricultor de la Edad de Piedra en Francia al que le faltaba el antebrazo izquierdo.
La teoría predominante es que la evolución de la medicina surgió con el inicio de las sociedades agricultoras sedentarias, hace unos 10.000 años con la revolución neolítica, sin embargo, los habitantes de Liang Tebo, en la selva tropical de la parte indonesia de Borneo, eran cazadores-recolectores muy anteriores.
“El descubrimiento de un amputado de hace 31.000 años en Borneo tiene importantes implicaciones para nuestra comprensión de la historia de la medicina", según Timoty Maloney, de la Universidad de Griffith (Australia) y uno de los directores de la investigación.
El estudio, realizado con el Centro indonesio de Arqueología, Lengua e Historia y la Universidad de Sídney, parte del descubrimiento, en 2000, de un esqueleto, de unos 19 o 20 años en el momento de la muerte, al que le faltaba el pie izquierdo, parte de la tibia y del peroné.
Los huesos no presentaban evidencias de signos de una infección lo bastante severa como para haber dejado marcas permanentes en ellos, que es la complicación más común en un herida abierta sin un tratamiento antimicrobiano, sobre todo en el clima cálido y húmedo de la zona.
Las marcas que presentan los huesos “no son compatibles” con una amputación no quirúrgica. Las debidas a un trauma “no causan un corte oblicuo limpio”, como en este caso, y las de un accidente o ataque de un animal suelen presentar “fracturas trituradas y aplastadas”, señala el estudio.



