Los progresistas deben estar satisfechos, porque en el Tribunal Constitucional ya se sabe que los partidos más reñidos se saldarán con la derrota de los conservadores, que siempre perderán cuatro contra siete.

Llevaba 13 años el recurso de la Ley del aborto en los cajones, y llegó Conde-Pumpido, y lo sacó adelante en un par de días. A partir de ahora recordemos que en la Presidencia del Gobierno está Pedro I, El Mentiroso, y en la presidencia del Tribunal Constitucional, Conde-Pumpido, El Rápido.

Es verdad que ha roto la tradición de que se abstengan los magistrados, con evidentes criterios mostrados y conocidos sobre la causa a juzgar, y ha obligado a todos a no abstenerse, incluido el propio presidente, con lo que del principio tradicional de la mujer del César no sólo debe ser honesta, sino parecerlo, hemos pasado a un nuevo principio, basado en que la mujer del César es siempre honesta, aunque sea puta, se sepa y lo demuestre.

De todas maneras, creo que vendrá otra reforma progresista que avance algo más, porque aquí se queda en abortar, incluso al quinto mes, porque el feto pueda tener síndrome de Down, pero en Esparta fueron mucho más progresistas: esperaban a que el niño naciera, el padre lo llevaba al consejo de ancianos, allí lo examinaban, y cómo tuviera alguna malformación, o le faltara un dedo, o tuviera una pierna algo más corta, o lo vieran muy débil, negaban con la cabeza, y el padre llevaba al niño a un hoyo, y lo dejaba allí hasta que moría. Eso sí que es progresismo, y no estas zarandajas de plazos.

Por cierto, los progresistas estarán decepcionados con la nueva Ley Animal, por el trato dado a las gallinas, a las que ni se les informa, y se les quita el huevo, y luego nos comemos el feto. No digo yo que haya que informar al gallo, que ya sabemos como son los machos, pero este robo de futuros polluelos, para que te los comas en Casa Lucio, o en tu casa, me parece aberrante. ¡Ah! Y muy bueno lo del seguro obligatorio para los perros. Por cierto, al vagabundo que tirita de frío en el portal, con un perro, habrá que pagarle el seguro del perro. Que el vagabundo siga jodido de frío en el portal, pero con el perro asegurado. ¡Qué gran sensibilidad la de los progresistas con los animales!