"Los tontos útiles como los de la Flotilla nunca se preguntan por qué Hamás no consulta a los gazatíes si quieren vivir en paz con Israel"

Hace hoy dos años exactos, más o menos a la hora a la que te hablo ahora mismo, Hamás dio la orden de desencadenar el horror. A primera hora de la mañana del jueves 7 de octubre de 2023, varios miles de militantes de Hamas fuertemente armados, precedidos por una lluvia de 5.000 cohetes disparados en 20 minutos contra objetivos israelíes, lograron atravesar la valla que separa la Franja del territorio israelí. Habían elaborado el plan durante dos años, y el Mossad sospechaba algo, pero el momento, el lugar y sobre todo la manera de ejecutar el mayor ataque al pueblo judío desde el Holocausto pasaron desapercibidos al Gobierno de Netanyahu. 

Se infiltraron con camiones, con lanchas, con motos, con parapentes y con cámaras para grabarlo todo. Al grito de “Alá es grande”, asesinaron, mutilaron, violaron, vejaron y secuestraron a todos los judíos que encontraron a ese lado de la frontera. Se cebaron especialmente con los jóvenes y sobre todo las jóvenes de un festival de música al aire libre que convocaba, por cierto, a judíos progresistas: partidarios del entendimiento con Palestina. Pero el entendimiento es justo lo que detesta Hamas.

Pero el autor intelectual del ataque fue Irán. Los terroristas de Hamas fueron solo los instrumentos. El régimen iraní se estaba quedando aislado gracias a los Acuerdos de Abraham, que estaban creando lazos comerciales y diplomáticos entre los países árabes e Israel. Porque el islamismo radical no solo quiere destruir la cultura occidental, como dijo con mucha razón el sacerdote Custodio Ballester, al que están juzgando por decir obviedades: el islamismo radical también quiere destruir las oportunidades de progreso del propio mundo árabe. Porque si el islam llegara un día a modernizarse, el fanatismo se quedaría sin trabajo.

 El regreso de la Flotilla  

Hamás, Hizbolá, los hutíes de Yemen son títeres del régimen fanático de los ayatolás. Una interpretación radical del islam, que tiraniza desde hace décadas a las mujeres iraníes y a las familias gazatíes, empezó tal día como hoy una guerra que no puede ganar. Pero eso ya lo sabían. No quieren ganar. Solo quieren perpetuar el odio a costa de las innumerables víctimas de su propio pueblo: porque para el yihadismo la vida humana individual no vale nada. Por eso usan a niños, a mujeres, a pacientes de hospital como escudos humanos. Porque sus muertes les sirven para alimentar la épica morbosa del martirio y el odio eterno a los judíos. Y no solo dentro de sus fronteras: también entre los tontos útiles del progresismo occidental, esos flotilleros narcisos que simpatizan con Palestina pero a los que luego hay que traer a casa con cargo a tus impuestos y a los míos.

Ayer por cierto llegaron los otros 28 españoles que faltaban: los ministros Albares y Robles tuvieron que mandarles un avión militar a Atenas para traerlos de vuelta. Pero no han vuelto a todos: las autoridades de Israel han retenido a una activista de Mallorca acusada de morder a una enfermera israelí durante el examen médico. La tipa en cuestión resulta que es profesora de acupuntura, así que una de dos: o su delirio antisemita la ha conducido ya al canibalismo o es que quería impartir una clase práctica de acupuntura, pero como no tenía sus agujas a mano… pues empleó los dientes. En fin, si llega a caber un tarado más en esa Flotilla, se hunden todos a la altura de Badalona.

Pero todos estos tontos útiles de Occidente, enfermos de narcisismo digital que viven en confortables democracias con derecho a voto, nunca se preguntan por qué Hamás se niega a consultar a los gazatíes si quieren o no vivir en paz con Israel: el grupo terrorista secuestró hace 20 años la voluntad popular de los palestinos, imponiéndoles la obligación del martirio. Hasta ahora. Porque después de dos años de brutal represalia israelí, los gazatíes ya no pueden más. Y no culpan solo a la crueldad de Netanyahu, que también: empiezan a culpar a los dirigentes de Hamas, que tienen una oferta de paz encima de la mesa. Una oferta que evitaría la entrada de los tanques israelíes y el éxodo forzoso de un millón de palestinos. Y seguramente ha sido esa silenciosa presión social (además de la amnistía para sus militantes encarcelados) la que ha obrado el tímido milagro de la reunión de ayer en Egipto entre negociadores israelíes y palestinos. Ojalá que estas difíciles conversaciones den fruto.

 Begoña y otras primeras damas  

Pero volviendo a España, tengo que contarte un par de novedades judiciales. No hay día sin noticias del géiser de caquita sobre el que está sentado Pedro Sánchez. Resulta que su mujer, Begoña Gómez, ayer no solo volvió a hacer pellas del juzgado de Peinado, que la había convocado para comunicarle que será un jurado popular quien juzgue finalmente los cinco delitos de los que se la acusa: malversación, tráfico de influencias, apropiación indebida, corrupción en los negocios e intrusismo profesional. No contenta con hacer novillos, como si fuera una alumna más de su máster fantasma, doña Begoña ha decidido contraatacar. Su abogado ha pedido al juez Peinado que reclame a La Moncloa toda la información disponible sobre los asistentes de esposas de anteriores presidentes del Gobierno. Su plan es intentar excusar su actitud en que las esposas de Felipe, Aznar, Rajoy o Zapatero también tuvieron ayudantes. Pero el tiro le puede salir por la culata a poco que el juez demuestre que ninguna de las esposas de los presidentes anteriores utilizó a sus asistentes para engrasar sus negocios privados.

Pero los problemas judiciales crecen también para José Luis Ábalos y Koldo García. Porque después del demoledor informe de la UCO, el de los sobres y las chistorras, el juez del Supremo los ha citado a declarar los días 15 y 16 de octubre porque ve indicios de “pagos irregulares y opacos”. Y ojo con esa declaración, porque de una cita parecida salió el pasado 30 de junio Santos Cerdán caminito de la cárcel de Soto del Real. ¿Y cómo ha reaccionado el exministro a su citación? Pues lanzando una amenaza velada.

Ojo, a estas palabras de Ábalos. No está exculpando a Koldo. No está diciendo que las chistorras de los mensajes fueran solo eso: choricitos navarros. Está acusando veladamente de corrupción a agentes de la Guardia Civil. Y es verdad que al menos sabemos de un comandante de la Guardia Civil, Rubén Villalba, que está imputado por recibir presuntamente mordidas de Víctor de Aldama y por facilitar móviles seguros a la trama. Pero Ábalos habla en plural: habría más. ¿Y por qué suelta eso Ábalos? Pues mi sospecha es que está poniendo el ventilador para intentar protegerse o buscar un mejor trato judicial a cambio de colaborar con lo que sabe, que es mucho y de muchos. Está enviando mensajes a otros miembros de la trama y a la propia Justicia.

Así que permanezcan atentos a sus transistores, porque lo mejor está por llegar. Y estos eran los que venían a regenerar la democracia. Los chorizos del clan de la chistorra.