"Una ministra de Igualdad que no sabe gestionar la protección de las víctimas y que encima encubre su propia negligencia no puede seguir un minuto más"

Jorge Bustos analiza en Herrera en COPE la polémica con las pulseras antimaltrato y el intento por tapar sus fallos durante 8 meses

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Es verdad que uno repasa la actualidad últimamente y le entran ganas de de reír, pero de reír por no llorar. Miremos, por ejemplo, el caso del Ministerio de Igualdad, del gobierno más feminista de la historia de España. Allí tuvimos una ministra que se llamaba Irene Montero, que sabía mucho de pancartas, pero no sabía nada de Derecho. Y redactó una ley tan chapucera, que terminó beneficiando a cientos de de violadores. La ley del solo sí es sí. Bueno, pues después de ella ha venido otra ministra de Igualdad de otro partido distinto, del PSOE esta vez, que se supone además que es jurista pero parece haber heredado la misma incompetencia de su predecesora. Me estoy refiriendo al escándalo de las pulseras antimaltrato, esas pulseras que no funcionaban, que no emitían la alerta cuando un agresor rondaba la casa de su víctima, que para eso están las pulseras, y que al no emitir la señal tampoco quedaba constancia objetiva del quebrantamiento de la orden de alejamiento, lo cual ha beneficiado otra vez a los maltratadores en los procesos judiciales. Todo esto lo destapó, no la fachosfera, que diría Pedro Sánchez, lo destapó la memoria de la Fiscalía General del Estado, la Fiscalía de Álvaro García Ortiz y la primera reacción de la ministra fue negarlo todo o minimizarlo. Es más, lo que hizo fue reírse. Reírse del alarmismo de la fiscalía que controla su propio gobierno. “Sí que me gustaría conocer lo que la fiscalía eh entiende de casos, muchos casos. Nos hemos puesto en contacto con la fiscalía, también hablaremos con ellos para que nos digan exactamente qué número de casos, porque no se puede hablar de muchos casos”.

¿De qué se ríe? Esta es Ana Redondo, la ministra entrevistada el jueves pasado en Televisión Española. ¿Dónde si no? Claro. Bueno, pues ayer nos enteramos de que la ministra ha decidido licitar un nuevo contrato de pulseras antimaltrato para incluir mejoras. ¿Cómo que mejoras? No habíamos quedado en que el sistema funcionaba perfectamente y que las mujeres habían estado protegidas en todo momento. Entonces, ¿para qué hace falta licitar un nuevo concurso para introducir mejoras?. ¿Qué hay que mejorar entonces, aparte del argumentario cochambroso del Ministerio de Igualdad? Pero hay algo más grave que la negligencia eh, es el ocultamiento deliberado de los casos reportados por los tribunales para evitar un escándalo político. Casos como el de una víctima que se quiso suicidar cuando su agresor empezó a acosarla pese a estar obligado a llevar pulsera. Eso ha pasado.

O casos como el que nos contó un magistrado de Sevilla el viernes pasado en Valencia, el de otro agresor que se quitaba la pulsera y se iba a la playa y nadie se daba cuenta de su paradero. El Consejo General del Poder Judicial ha revelado que enviaba informes con estas y otras incidencias al Ministerio de Igualdad, que es el órgano competente, bueno, el órgano competente incompetente. Y todas estas incidencias fueron estudiadas de forma exhaustiva, cito literalmente, en la reunión mantenida en el mes de febrero con representantes del Gobierno. ¿Y por qué nos estamos enterando en septiembre? Bueno, se están enterando en septiembre la opinión pública en general porque algunas mujeres amenazadas se enteraron personalmente de la peor manera posible de que las pulseras no funcionaban. Se enteraron por la impunidad con que se les aproximó su maltratador. Y lo denunciaron. ¿Y el Ministerio de Igualdad qué hizo? No hizo nada.

No solo hizo nada, es que lo ha estado tapando durante 8 meses, como demuestran las actas que publica hoy el diario El Mundo y que registran incidencias recurrientes. Bueno, dicen que Pedro Sánchez perdió la confianza en Ana Redondo hace tiempo. Es un rumor. Dicen que tiene enemigos incluso dentro del Consejo de Ministros y que la izquierda quiere amortizarla cuanto antes para que se vuelva a hablar pronto de Netanyahu y que no se hable del feminismo de AliExpress de este gobierno ni del bochorno de un fiscal general que se niega a dimitir mientras una subordinada suya trata de salvarle del banquillo ni de la decisión unánime del Tribunal Constitucional de denegar la escarcelación de Santo Cerdán, porque se conoce que hasta Cándido Conde Pumpido tiene un límite o porque tiene que compensar la amnistía de Puigdemont. Bueno, yo no sé si todos estos rumores son ciertos y si será verdad que Ana Redondo se le está agotando el tiempo. Lo que sí sé, más allá de movimientos tácticos y de luchas internas, es que una ministra de igualdad que no sabe gestionar la protección de las víctimas de violencia machista y que encima encubre después su propia negligencia no puede seguir un minuto más en su puesto.

 El voto en contra de Podemos  

Pero el partido de Irene Montero, que se llama Podemos, aunque debería llamarse Pudieron, hoy va a volver a ser noticia y no por desproteger a las mujeres en general, sino solamente a una mujer en particular que se llama Yolanda Díaz. que es el objetivo de Podemos, quitarle todos los votos posibles. Resulta que hoy se vota en el Congreso la cesión de las competencias migratorias a Cataluña, que es la enésima imposición de Carlas Puigdemont al gobierno de coalición progresista, tan progresista que no se detiene ni un minuto a pensar si es viable o si es deseable entregar a alguien como Carlas Puigdemont la capacidad de expulsar inmigrantes de Cataluña.

Y todo porque Alianza Catalana, que es ese partido de extrema derecha de Silvia Orriols que se está disparando en las encuestas, está empujando a Junts a una xenofobia cada vez más desinhibida. La primera reacción de Marlaska, hace meses, fue comportarse como un ministro del interior normal y corriente, uno que defiende la Constitución.

Cuando Marlaska defendía la Constitución. Claro, defender la Constitución cuando tu jefe es Pedro Sánchez es un poco arriesgado y si quieres seguir siendo ministro tienes que cambiar de opinión al mismo ritmo que tu jefe, que es el ritmo que marca en estos momentos un delincuente prófugo que vive en Waterloo. El problema para Pedro es que Podemos también vota y sin sus votos tampoco sale nada adelante en este país y Podemos sabe que tumbando esta medida como va a hacer esta tarde, que efectivamente es una medida racista, retratas el relativismo ideológico de Sumar, que dice a todo que sí, aunque provenga de la derecha nacionalista catalana. Así que esta tarde asistiremos a otra derrota parlamentaria de ese faro de estabilidad que según Sánchez es el gobierno de España.

Claro que estas derrotas no suelen pillarle a él en el hemiciclo. La otra vez le pilló en el cine viéndola de Amenábar y hoy le va a pillar en Nueva York asistiendo a la inauguración de la Asamblea General de la ONU. Pero yo le comprendo a Pedro, estamos hablando de un candidato al Premio Nobel de la Paz, ojo. ¿Para qué va a molestarse un estadista de su talla en gobernar una península insignificante cuando está luchando por devolver la paz a este valle de lágrimas?

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