

"García Ortiz tiene asegurado ya un lugar en la historia de España, y ese lugar se llama banquillo"
El análisis de Jorge Bustos de este miércoles 10 de septiembre
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Buenos días. Son las seis de la mañana de este día 10 de septiembre. Llevamos ya diez días de este mes, y el tiempo corre que vuela. En un abrir y cerrar de ojos, estaremos colgando guirnaldas, aunque antes nos queda el veranillo del membrillo, claro. Hoy es un día de actualidad intensa, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, y toda ella inquietante.
Permítanme empezar con un breve repaso al tiempo. Pues sí, es un día inquietante, pero hoy, al menos, va a amanecer, que no es poco. Nos espera un miércoles de septiembre con chubascos y tormentas fuertes en Baleares, que podrían extenderse por la tarde al norte de Cataluña. Lloverá sin alertas en la zona del Levante, en Galicia y en el Cantábrico. En el resto del país, nubes y claros con temperaturas que ascienden en la mayor parte. En Canarias, nubes en el norte con precipitaciones en zonas montañosas.
Pero la verdadera tensión se centra en la escena internacional.
A esta hora, estamos muy pendientes de Polonia, donde esta madrugada varios drones rusos han entrado en el espacio aéreo polaco, lo que significa que han entrado en el espacio aéreo de la OTAN. Esto ha provocado una crisis de seguridad importante.
Hemos escuchado el sonido de los cazas de la OTAN sobrevolando la ciudad de Lublin, al este de Polonia. Al menos tres de esos drones habrían sido derribados. La gran incógnita es si Rusia ha llevado a cabo un ataque premeditado a un país de la OTAN, lo que sería gravísimo, o si se trata de drones que han salido de Ucrania por error, durante el intenso ataque ruso que se ha desencadenado esta noche. Hay cuatro aeropuertos polacos cerrados y el ejército de Polonia está en máxima alerta. No tengo que recordarles qué clase de fantasmas de los años 30 del siglo pasado despierta un ataque contra Polonia. Así que vamos a estar muy atentos.
Y en máxima alerta política, puede que estén también en el gobierno de España por la nueva declaración hoy de Begoña Gómez ante el juez Peinado. Saben que está acusada de malversación, entre otros cuatro delitos, por la contratación de su asesora, una asesora público-privada. La pagaba el Estado, pero se dedicaba a trabajar por los negocios privados de Begoña Gómez, según el juez. Sin embargo, en Moncloa prefieren fingir tranquilidad, y para ello, han abierto una nueva cuenta de TikTok.
Ahora bien, uno ya no se divierte tanto cuando se enfrenta a seis años de cárcel y doce de inhabilitación. Esa es la pena que se cierne sobre el hombre al que el Estado encargó perseguir los delitos, pero que, presuntamente, acabó cometiendo uno.
Hablamos de Álvaro García Ortiz, el todavía fiscal general del Estado. El Tribunal Supremo acaba de dictar auto de apertura de juicio oral contra él y, en ese auto, le impone una fianza de 150.000 euros que debe desembolsar en el plazo de cinco días. Si no lo hace, le embargarán sus bienes.
Jamás imaginó que un día un juez accionaría la maquinaria de la justicia contra él mismo"
Repito, no estamos hablando de un delincuente cualquiera. Estamos hablando de un delincuente que sigue siendo el fiscal general. Todos estos procedimientos –la fianza, la apertura de juicio oral– son cosas con las que García Ortiz estará más que familiarizado, porque él mismo los habrá instado para muchos delincuentes a lo largo de su carrera.
Seguramente, jamás imaginó que un día un juez accionaría la maquinaria de la justicia contra él mismo. Para mí, esta sigue siendo la gran pregunta de este caso. La pregunta no es si filtró los datos confidenciales del novio de Ayuso para ayudar a Moncloa a ganar el relato, como él mismo dijo y como el diario El Mundo reveló. Yo estoy completamente seguro de que lo hizo y de que, además, después corrió a destruir las pruebas de su fechoría, borrando todos sus mensajes y cambiando de móvil. Todo esto deberá sustanciarse en un juicio con todas las garantías procesales, en función de indicios y de pruebas disponibles.
Pero, insisto, el gran misterio es ¿por qué, Álvaro? ¿Por qué todo un fiscal general se presta a delinquir?
No hablamos de una copa de más en un control de alcoholemia; hablamos de un delito premeditado de revelación de secretos que solo podía cometer él, abusando de su poder institucional y de su información privilegiada. Información que pone en sus manos el Estado democrático para que la custodie, no para que la use en una guerra política. Hablamos de exponerse a arruinar su carrera, a sufrir el descrédito social y a encajar una condena penal.
Naturalmente, "necesitamos una fiscalía fuerte, potente", decía el propio García Ortiz. Pero, ¿en qué sentido debe ser fuerte la fiscalía, señor García Ortiz?
¿En el sentido de 'sé fuerte, Álvaro, no dimitas porque Begoña y yo te necesitamos con nosotros en el búnker frenando las investigaciones que nos afectan'? Porque lo que va a derrotar al fiscal general no es la mentira, es la verdad, es el abuso de poder que está aflorando ahora. Primero, gracias a la prensa libre, a los periodistas independientes y, después, a los jueces.
Y aun así, ayer mismo, Pilar Alegría volvió a expresar la plena confianza de este gobierno en su fiscal general. En Moncloa se acogen a un vacío legal que no obliga formalmente a dimitir a un fiscal general, aunque se dé el absurdo de que vaya a ser interrogado por sus subordinados.
Ese vacío legal existe porque al legislador jamás se le ocurrió imaginar que llegaría al puesto de fiscal general del Estado alguien con semejante grado de desfachatez, alguien tan falto de amor propio. Les pongo un ejemplo: ninguna ley obliga al presidente de un club a destituir a un entrenador, pero todo el mundo entiende, y en especial la afición, que una serie de derrotas aconsejan el cese. Pues bien, el decoro que aún queda en el fútbol no existe en política. Ya se ha publicado que el propio García Ortiz, supongo que en un acceso de lucidez o de vergüenza, quiso dimitir, y también que Pedro Sánchez le convenció de que siguiera en el puesto porque lo necesitan ahí como un ministro más, como un escudo carbonizado que aún pueda parar algún golpe.
Y por eso vuelvo a la pregunta fundamental: ¿por qué se prestó un fiscal general a ser usado para cometer un posible delito? ¿Y por qué no se va cuando le pillan?. Quiero decir, ¿estamos ante un caso de fanatismo ideológico o de debilidad de carácter?.
¿Es Álvaro García Ortiz un sanchista ciego, capaz de tirarse por un puente si se lo pide el matrimonio Sánchez-Gómez, o solamente es un mediocre que jamás imaginó que llegaría a Fiscal General y que se siente obligado a devolver el favor, haciendo lo que le pidan y aguantando todo lo que le pidan?. En cualquiera de los dos casos, García Ortiz tiene asegurado ya un lugar en la historia de España, y ese lugar se llama banquillo.
Y hablando de banquillos, por cierto, doña Begoña, caliente que sale hoy. El juez Peinado toma declaración a la pluriimputada esposa del presidente del gobierno y también a su asesora pública para asuntos privados, Cristina Álvarez.
Se les imputa un delito de malversación de fondos públicos. Les recuerdo, como ha destapado Alejandro Requeijo en El Confidencial, que la asesora firmaba mails con posdatas como esta que les voy a leer, dirigidas a la directora de comunicación de una compañía de seguros: "Me dice Begoña que te traslade que le encantaría que sigáis como patronos de la cátedra". Nótese el aroma sutilmente siciliano de esta prosa, qué manejo del eufemismo.
Todo por no decir: "La mujer del que manda quiere pasta para su chiringo, así que aflojad". Y hubo empresas que aflojaron, claro, porque esta clase de mails no son una petición, son una orden encubierta, una delicada extorsión.
Un panorama, como ven, profundamente inquietante. Seguiremos muy de cerca todas estas informaciones.