El doctor Sánchez y su experta africanista siguen su viaje americano, mientras confían, se supone, en que los problemas que dejaron aquí se resuelvan por el paso del tiempo. Lo que pasa es que el tiempo es poco y la mies es mucha y es de suponer que a su vuelta esos problemas seguirán tal cual o aumentados. Más bien aumentados, después de la decisión de la Mesa del Congreso de rechazar la triquiñuela con la que el Gobierno quería anular la capacidad de veto del Senado. 

Esto sí que es una novedad política, que la Mesa de un Parlamento le cante las cuarenta a un Gobierno. Eso no pasa en el Parlamento de Cataluña. Claro que tampoco Ana Pastor es comparable con esa criatura lombrosiana de Roger Torrent. Esta es una buena ocasión para que el diálogo que tanto reclama el doctor Plagios, tenga un efecto retorno. Torrent puede explicarle como imponer la voluntad del Gobierno a la de la Mesa de la Cámara.

No parece que Sánchez pueda a tener en un plazo razonable los presupuestos con ese maná de 6.000 millones que deben de caer del cielo. Su socio Iglesias, siempre dispuesto a echar una mano al cuello, exige ahora un aumento de impuestos de 10.500.

No hay dos sin tres. El caso de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, sigue tomando cuerpo. Cada vez son más los medios que la ven madura para dimisión después de sus mentiras sobre su conocimiento del comisario Villarejo y de saberse que él tiene grabadas conversaciones de mucha confianza con él. Hay una señal adicional inequívoca. El presidente del Gobierno le ha expresado su apoyo. Eso es que está al caer.