La Comisión Europea ha rebajado el optimismo incomprensible que adorna las intervenciones de cualquier naturaleza del doctor Sánchez. Europa le rebaja al doctor Sánchez su previsión de crecimiento. Tampoco llega a aceptar sus previsiones de ingresos; los aumentos de impuestos van a recaudar menos de lo que esperan: en Bruselas no les salen las mismas cuentas. Y por último, la decisión de elevar el salario mínimo a 900 euros va a dejar un rastro de unos 70.000 parados más. No hacía falta ser la Comisión Europea. Eso aquí se lo había advertido todo el mundo. Bueno, casi todos. Pablo Iglesias y Errejón estaban muy a favor. Ellos tienen a su favor la experiencia de haber asesorado a Chávez y a Maduro.

Un asunto del que seguramente hablará todo el mundo es la noticia que conocimos ayer de la detención de un tipo, al parecer desequilibrado que quería atentar contra Pedro Sánchez por el traslado de los restos de Franco. Comunicó sus intenciones por whatsapp para pedir ayuda y el director del club de tiro al que pertenecía lo calificó de nulidad. Un magnicida a la altura de su propósito: trece meses antes de leer su tesis fraudulenta el doctorando Sánchez colgó un anuncio en las redes sociales diciendo que le proporcionaran bibliografía sobre diplomacia económica española. “Es para una cosa” pudo haber añadido.

No hay dos sin tres. La ministra de Educación ya tiene preparada su ley educativa, que en lo esencial es una vuelta a los sueños húmedos de Zapatero: ataca la educación contertada, legitima la inmersión lingüística en las Comunidades Autónomas con lenguas cooficiales y rechaza la asignatura de Religión. Como detalle, el Ministerio ha convocado una consulta por internet a cencerros tapados: sin darle publicidad y con un plazo entre hoy y mañana para que los ciudadanos nos expliquemos. Otra muestra de desahogo. Se lo han copiado a Podemos, que resuelven sus cosas mediante consultas en las que vota el 10%. Esto va a peor.