Desaparece un cuadro histórico durante la Segunda Guerra Mundial y, 80 años después, es hallado en la otra punta del mundo
Ana Velasco desvela a Alberto Herrera la historia del expolio nazi mas grande de la historia y del misterioso cuadro hallado en Argentina

Desaparece un cuadro histórico durante la Segunda Guerra Mundial y, 80 años después, es hallado en la otra punta del mundo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Segunda Guerra Mundial no solo dejó un rastro de destrucción humana y política, sino también un enorme expolio artístico. Durante el régimen nazi, millones de obras fueron confiscadas de museos, iglesias y colecciones privadas, muchas de ellas pertenecientes a familias judías.
Hitler y sus altos dirigentes buscaban no solo apropiarse del arte considerado valioso, sino también eliminar lo que llamaban "arte degenerado". Entre los años 1933 y 1945, este saqueo sistemático generó uno de los mayores robos de patrimonio cultural de la historia, y tras la guerra, muchas de estas piezas fueron escondidas o trasladadas.
"El expolio nazi de obras de arte es el más grande de la historia. Se calcula que robaron más de cinco millones de piezas y que, de ellas, un 90% jamás volverán a aparecer", explica Ana Velasco, historiadora y colaboradora de Herrera en COPE.
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el hallazgo de un cuadro perdido
Ana Velasco nos cuenta la historia del retrato de la dama del pintor italiano Giuseppe Ghislandi, datado en 1710. La obra ha permanecido oculta durante 80 años en Argentina, en manos de la familia de un exfuncionario nazi refugiado que incautó o la compró falsamente a un coleccionista y marchante de arte judío llamado Good Sticker.
"Tiene todo lo que nos gusta: nazis, conspiraciones, Argentina, pasajes secretos y un cuadro que reaparece tras 80 años desaparecido", señala Velasco sobre la historia.
El hallazgo fue posible tras la muerte del jerarca nazi que lo custodiaba. Cuando la herencia salió a la luz, las hijas del coleccionista -Patricia y Alicia- descubrieron un cuaderno negro que el autor había dejado con una lista de todas su obras y que habían sido expropiados por los nazis. Estas listas eran solo descripciones alfabéticas y carecían de imágenes, lo que dificultó que su familia recuperara la colección durante mucho tiempo.

Giuseppe Ghislandi
Cuando la herencia de Katken se hizo pública, los descendientes de Good Sticker pudieron reconocer el retrato por lo que reclamaron sus derechos sobre la obra, basándose en las directivas post-Segunda Guerra Mundial sobre el arte expoliado por los nazis.
Cuenta Ana Velasco, que cuando la justicia les obligó a devolverlo, las mujeres alegaron que se trataba de un bien legitimo heredado. Pero los tribunales fueron tajantes: las obras expropiadas por los nazis debían ser devueltas a sus propiedades o a sus descendientes.
"Desde el final de la Segunda Guerra Mundial existen directivas internacionales que obligan a devolver el arte robado por los nazis, independientemente de dónde se encuentre", explica la historiadora.
el gran expolio nazi
El caso de este retrato de Guislandi es solo un ejemplo de la magnitud del expolio. Hitler distinguía entre el arte "bueno" y el arte "degenerado": confiscó y destruyó obras de vanguardia como las de Kandinski, mientras acumulaba cuadros de maestros como Vermeer, Rembrandt o Rubens.
"No importaba que esas obras estuviesen en manos judías: si eran de grandes maestros, pasaban directamente a las colecciones nazis", cuenta Velasco. "En cambio, el arte moderno, el cubismo o el expresionismo, fue represaliado y en muchos casos destruido".
Ana Velasco explica, que ante la magnitud de los saqueos, los Aliados crearon un grupo de experto conocidos como los Monuments Men, una especie de cuerpo de paz o de cuerpo de civiles que se surgió en Estados Unidos con el objetivo de cuidar el patrimonio europeo que estaba siendo bombardeado y pues expoliado por los nazis.

Monument Men
"Seguro que has visto esas imágenes del David de Miguel Ángel cubierto de sacos de arena o de colecciones enteras halladas en minas de sal; todo eso fue obra de los Monuments Men", señala. Pese a su labor, miles de piezas permanecen desaparecidas o en manos privadas.
los secretos que aún esconde la guerra
Casos como el de este retrato muestran que la Segunda Guerra Mundial aún guarda secretos sin resolver. Obras que cruzaron océanos en valijas diplomáticas o escondidas en barcos, que pasaron de mano en mano durante generaciones y que hoy reaparecen, desvelando capítulos ocultos de la historia.
"Este hallazgo demuestra que todavía quedan muchísimas piezas escondidas. Y cada vez que reaparece una, se abre una ventana a ese pasado oscuro que sigue marcando nuestro presente", concluye Velasco.