Antonio Agredano y esas anécdotas de comidas de empresa en Navidad: "Hay que ir a las fiestas donde no se le espera a uno"
El cronista de Herrera en COPE habla de esas situaciones vividas e inolvidables para nuestros Fósforos ocurridas durante comidas o cenas de Navidad

Comidas de Navidad, por Antonio Agredano | Crónicas Perplejas
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Llegar de una comida de Navidad y que tu mujer se ponga de parto, o enamorarse para toda la vida de un compañero de trabajo... son muchas las anécdotas que nos han contado nuestros Fósforos sobre comidas y cenas de empresa por Navidad a las que Antonio Agredano pone voz y letra.
COMIDAS / CENAS DE NAVIDAD
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Comidas de Navidad, por Antonio Agredano | Crónicas Perplejas
Dicen que fue el escritor Francis Scott Fitzgerald quien, al ser preguntado por su fama de gran bebedor, contestó: «¿Sabe usted por qué bebo? Mire, bebo porque cuando bebo, pasan cosas».
Hay que ir a las fiestas donde no se le espera a uno y quedarse en casa si todo el mundo cree que vas a aparecer por allí. Creo que mi único talento es el desconcierto. Y estar en sitios inadecuados. Llegar el primero e irme el último. Yo a la vida no le voy a dejar ni un metro de ventaja.
A mí me gusta la gente que se lo pasa bien. En general. La gente expansiva y explosiva y generosa en ese esfuerzo que supone a veces echar un buen rato. No me gustan las personas que expurgan el plato, que se quejan de la temperatura de los restaurantes, que ponen el dedo en la copa señalando el límite del alcohol vertido; o las que se pasan la comida contando penas para ganarse un puñado de abrazos de compromiso en lugar de un puñado de risas.
A mí me gusta la gente que convierte en trascendente su intrascendencia. Que baila y lo da todo y tiene curiosidad por el mundo de los demás y bebe con cabeza y entusiasmo. Y sabe donde ir luego. Y le pide canciones al pinchadiscos. Y deja el abrigo en cualquier sitio.
Estoy cansado ya de tanta contención. De tanta afectación. De tanto látigo contra uno mismo. De tanta tristeza acumulada. No somos impostores, no somos superhéroes, no somos ni tan listos ni tan tontos como creemos nosotros o creen de nosotros los demás.
Somos un puñado de gente que madruga. Que trabaja. Que sobrevive a sus propias dudas y contradicciones. Que aman, que se divierten, que extrañan. Que lo intentan. Que fracasan. Que tienen picos de felicidad y domingos en el infierno. Y a veces somos pequeños y otras gigantes. Y nos juntamos un rato con otros que son como nosotros y encontramos en ellos consuelo, carcajadas, confidencias, chupitos de tequila rosa, minicroquetas servidas con desgana, karaoke y planes futuros que a la mañana siguiente se han olvidado.
Y poco más necesitamos. Porque la vida es un camino sencillo. De alegrías compartidas. Y de torpes brindis en los que ya nadie recuerda con quien ha chocado su copa.



