'Crónicas perplejas': "Todos tenemos cuentas pendientes con nosotros mismos"
Habla Antonio Agredano de aquellas cosas que no hacemos y después surgen imprevistos y ya no podremos hacerlas

Habla Antonio Agredano en sus 'Crónicas perplejas' en 'Herrera en COPE' de Habla Antonio Agredano de aquellas cosas que no hacemos y después surgen imprevistos y ya no podremos hacerlas
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En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'.
Pocas frases más amargas que esa que decimos a veces: "De haberlo sabido". Siempre implica un daño y una forma de evitarlo que ya quedó atrás. Como una oportunidad perdida. Como algo que debimos ver y no vimos.
Todos tenemos cuentas pendientes con nosotros mismos. Me arrepiento de haber abandonado Derecho. Me arrepiento de haber malgastado un puñado de años trabajando en la noche, creyéndome el rey de la nada. Me arrepiento de algunos amores que desatendí. Me arrepiento de haber comido y bebido de más, de no haber hecho caso a mi padre cuando me animaba a salir a correr con él o acompañarlo al gimnasio.
Me arrepiento de haber puesto demasiado de mi parte en amigos que luego eran una chufla de tíos. Me arrepiento de no haber estado más sereno y más maduro en algunas oportunidades que dejé marchar. Me arrepiento de no haber escrito los libros que podía haber escrito. Me arrepiento de no haber dedicado más tiempo a tocar el bajo. En fin, la lista es larga.
Y aunque entiendo que hay gente que dice que no se arrepiente de nada y que somos lo que hacemos y también lo que abandonamos, a mi edad, miro hacia atrás con cierta humildad, y con ojos infantiles, digo: "Ay, de haberlo sabido". Y lo pienso sin estridencias ni dramas. Pero claro que hubiera cambiado. Claro que hubiera elegido otros caminos. Claro que imagino otras vidas dentro de esta vida.
Y, sin embargo, qué maravillosa es la existencia. Qué fácil encuentra tiritas para nuestras heridas. Cómo nos regala felicidades inesperadas hasta en el peor de los días. Y encontramos consuelo incluso en las ausencias. Y nos da segundas oportunidades. Y hasta terceras. O cuartas. He aprendido a convivir con los errores y con el arrepentimiento. He aprendido a convivir con la pérdida y con el pasado. Porque la vida es una tregua. Una tregua con nosotros mismos.
las 'crónicas perplejas' de la semana de antonio agredano
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