“Somos la especie más desarrollada pero nos pone en jaque una partícula de ARN”

José María Bermúdez de Castro, codirector del yacimiento de Atapuerca, presenta en Fin de Semana con Cristina su libro ‘Dioses y mendigos. La gran odisea de la evolución humana’

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“Somos la especie más desarrollada pero nos pone en jaque una partícula de ARN”

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

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El hombre siempre tiene el anhelo de saber más tanto sobre el entorno que le rodea como sobre sí mismo. Nos hemos pasado toda la vida preguntándonos quiénes somos y cómo fueron nuestros antepasados, sobre todo los más lejanos en el tiempo.

Muchos descubrimiento se han hecho en el famoso yacimiento de Atapuerca del que José María Bermúdez de Castro es codirector desde 1991. Él afirma que “necesitamos saber quiénes somos y de dónde venimos para entender las luces y sombras de nuestro presente y, sobre todo, para aproximarnos a las teorías y conjeturas sobre un futuro incierto, marcado por una tecnología cuyo progreso exponencial escapa a menudo a nuestra completa comprensión y al particular ritmo de los cambios biológicos”.

Fruto de esa reflexión nace ‘Dioses y mendigos. La gran odisea de la evolución humana’ (Ed. Planeta), que nos propone un fascinante viaje para revisitar nuestros orígenes como especie, penetrar en los enigmas del cerebro y la genética y redescubrir el papel central de la cultura en la historia de la Humanidad.

José María Bermúdez, paleoantropólogo, investigador del CSIC, desde 1991 codirector del yacimiento de Atapuerca y Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, ha estado en Fin de Semana con Cristina, donde ha explicado el título del libro: “Hay un buen amigo mío, Eudald Carbonell, codirector de Atapueca conmigo y Juan Luis Arsuaga, que siempre me dice que hay una cita de un poeta alemán, Friedrich Hölderlin, de hecho la única cita que hay en el libro. Este hombre escribe ‘el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona’. Eso me inspiró bastante, pero también es cierto que durante la pandemia nos hemos sentido todos muy pequeños frente a un ser invisible, una partícula de ARN. La pandemia me ha inspirado bastante y he reflexionado mucho”.

Nos consideramos los más inteligentes, no conocemos ninguna especie más inteligente que nosotros, pero somos muy frágiles… miles de millones de personas en el planeta pero somos la última especie que queda de un grupo evolutivo, eso no hay que olvidarlo”, explica José María, que continúa: “En la actualidad solo quedamos nosotros como especie de este tipo pero cualquier problema como esta pandemia nos pone en peligro, aun con toda la tecnología a nuestra disposición, y mira los datos, seguimos casi como al principio”.

Sin embargo reconoce que sí que hay descubrimientos que les dejan sorprendidos, “como es de la Isla de Flores, hace algunos años, que se encontraron algunos humanos enanitos y con un cerebro de 320 cm cúbicos; lo curioso es que su antigüedad era reciente, no más de 40.000 años, y eso indica que la especie humana está sujeta a los mismos procesos evolutivos de la naturaleza que cualquier otra especie animal porque en esa misma isla también hay elefantes enanos. Se hicieron enanos de cuerpo y cerebro para adaptarse. Muchos científicos dijeron que eran individuos actuales pero enfermos, y luego se descubrió que no, que eran antiguos”.

Otro tema apasionante que pudo registrar en el libro es el hecho de que los neandertales hablasen: “Fue trabajando sobre el oído que tenían. Con el oído podían saber el ancho de bando con el que escuchamos. Sabíamos que en la sima de los huesos, hace 400.000 años, el ancho de banda era muy parecido actual. Es interesante porque permite una cantidad de transmisión de sonidos proporcional: más ancho, más sonidos. Cuando se hace una audiometría a los neandertales se ve que es muy parecido al nuestro, y nosotros necesitamos un ancho de banda muy elevado porque hablamos, y al hablar emitimos muchos sonidos muy distintos, no solo gritamos sino que modulamos. Su oído es igual al nuestro, por lo que el órgano emisor no podía ser muy distinto al nuestro, así que los neandertales y los humanos modernos, que se encontraron en el corredor levantino, tuvieron conversaciones y quizás con el mismo lenguaje, y a lo mejor por eso tuvieron sexo y por eso heredamos de ellos hasta el 2 por ciento de los genes”.

Bermúdez de Castro reconoce, en todo caso, que para él uno de los grandes misterios de la evolución humana es relativo al paso de andar de cuatro a dos patas: “Como no hay datos porque como esto pasó cuando aún vivíamos en bosques frondosos en los que la materia orgánica se recicla a gran velocidad, no hay fósiles, no hay manera de saberlo. Es mi espinita clavada saber cómo ocurrió, y por eso lo cuento, porque hay hipótesis pero ninguna con consenso, no sé si algún día se podrá solucionar”.

En el libro habla de la “neuroplasticidad”, que vendría a ser la plasticidad del cerebro: “Es importantísimo, tenemos un cerebro adaptable a cualquier situación en cualquier momento. Cuando decimos ‘tienes ya 60 años y tu cerebro no va bien’, mentira siempre y cuando lo estimules, si no, te quedas en nada y te mueres, pero si lo estimulas y eso se hace en residencias, las personas no se quedan ancladas en los recuerdos, y llegan a los 100 años con la cabeza activa”. “Esto me fascina porque el cerebro ha ido evolucionando a lo largo de la historia, he leído mucho sobre esto y quería dedicarle en el libro varios capítulos, es evidente que hay que saber cómo funciona porque forma parte de la evolución, y además la mayor potencia cerebral llega a los 30 años, cuando acabe de formarse del todo”.

José María también sorprende al afirmar que el parto humano es “complicado y peligroso”, algo que detalla: “Justamente por la postura erguida. Esto condiciona el canal de parto, el sitio por el que tiene que nacer un bebé. En un cuadrúpedo es más sencillo porque el canal es amplio y el feto sale muy fácilmente, pero nosotros tenemos que hacer varios giros y casi no cabemos, con una cabeza muy grande, y condiciona mucho todo. Por fortuna hoy en día, gracias a la tecnología, no es tan peligroso y la mayor parte sale adelante. Pero en las poblaciones de cazadores y recolectores, que aún quedan, los problemas son evidentes, y muchos niños mueren, junto a sus madres”.

En el libro habla del futuro, poco pero lo hace. ¿Cómo lo ve Bermúdez de Castro? “Estamos en una crisis en la que quizás no habíamos reparado. No nos estamos dando cuenta de que estábamos gestando una crisis por ser tantos y consumir tanto, con un gasto energético muy superior a cualquier otra especie y los recursos son limitados, y encima el cambio climático a pesar de los negacionistas. Ese problema debemos abordarlo rápidamente y con un cambio como se han hecho otros antes. Quizás con revoluciones tecnológicas, industriales, etc., que podrá ser costosa y esto lo debemos saber y conocer”. “Hay datos que están ahí y se pueden manejar y se pueden hacer proyecciones a 25 años y de esas hablo en el libro, incluso es posible la disminución en el número de personas, se habla mucho de la Tercera Guerra Mundial porque somos primates evolucionados, quizás no mucho, con tecnologías que no controlamos y eso es un peligro que espero haber dejado claro en el libro. No quiero esconder nada, cuando hablo de la demografía y del cambio climático no escondo nada porque son datos que están ahí. Quiero ser optimista pero también realista y decir las cosas como son”, finaliza.

Visto en ABC

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