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Peridis, ante un duro golpe de la vida: "No hay que sumergirse en el pozo"

Arquitecto, dibujante, escritor..., son solo algunas de sus muchas ocupaciones. 'El Cantar de Liébana' es su última novela que ha presentado en 'Fin de Semana'

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Tiempo de lectura: 3'Actualizado 12:50

En su casa le enseñaron a mirar el cielo estrellado. Quizás por eso la última novela de Peridis tiene las tapas azules como un firmamento cuajado de estrellas. Uno de los personajes secundarios del libro afirma: “Yo me he dado cuenta de que todo está en la mirada”. Y tanta razón tiene este personaje –que, por cierto, es arquitecto como el autor– que podría asegurarse que la vida es una sucesión de miradas. Más que años cumplimos miradas. Algunas se aprenden, otras se abren a partir de un hallazgo, a veces se solapan unas con otras, pero siempre hay una primera, seguramente la más limpia, y la más difícil de cegar. En el caso de José María Pérez, Peridis, esa mirada original fue la que vio latir el corazón blanco de la montaña.

Porque todos sabemos que las montañas pueden cubrirse de blanco en invierno, pero sólo a unos pocos se les ha desvelado el secreto que las rocas guardan en sus entrañas. Eso es lo que Peridis descubrió a los 13 años en la calera de su padre, cuando, por la alquimia del fuego, el centro dormido de la piedra empezaba a crepitar en el hervidero de la cal viva. Bastaba que tronara el barreno y alimentar después el horno para que de la oscuridad subterránea surgiera el blancor encendido del mineral.

Esa visión revelada en los valles palentinos comparece en las miradas sucesivas de Peridis. En la de aquel niño que se vino a la ciudad en un camión de galletas con el sueño de ser portero del Real Madrid. En la del arquitecto que diseñaba espacios bajo la luz. En la del dibujante que lleva casi 50 años glosando la política española con la tinta del humor sin perder la línea de la comprensión. En la del restaurador que sale al rescate de la belleza intemporal del románico. Y ahora en la del escritor que va entrelazando sueños y recuerdos sin otro propósito que sobrevivirse.

Sobre el tablero de dibujo, la biografía de Peridis se parece a los primeros mapas que trazan los niños, en los que dibujan su casa en el centro, y alrededor los demás países y grandes imperios, pero sin darles importancia. Así era mientras la casa se tenía por el centro del mundo. Por eso Peridis no ha hecho otra cosa que retornar una y otra vez a la mirada del calero.

Y lo ha vuelto a hacer ahora escribiendo una novela sobre un viejo conocido, casi paisano, que convencido de que llegaba el fin del mundo lo que hizo fue iluminarlo como demostración de que incluso ante lo más oscuro irrumpe el relámpago de la belleza. Como el corazón blanco de la montaña.

El beato de Liébana estaba obsesionado con el fin del mundo

Ese viejo conocido es el Beato de Liébana, eje de esta última novela 'El Cantar de Liébana' que protagoniza Eulalia, que comienza a interesarse por los beatos para recuperarse de un duelo, “todos tenemos duelos y el cuerpo se recupera, pero la mente se acobarda y a Eulalia la aconsejan que haga un seminario y eso la obliga a viajar a Liébana y hacer nuevos amigos”, cuenta Peridis a Cristina López Schlichting.

José María Pérez González, Peridis, también pasó momentos muy duros y tuvo que recuperarse de la pérdida de dos hijos, pero es que tenía que seguir adelante porque tenía otros dos hijos más, “no hay que sumergirse en el pozo, pero eso lleva tiempo. Un paisano de Salamanca me dijo, búscate un hobby, y a mí me gustaban los coches y me dieron la vida, como a Eulalia que muere su marido, pero le deja una herencia y eso la reaviva”.

Peridis vuelve con esta última novela a sus orígenes, Cabezón de Liébana, a Aguilar de Campoo al Monasterio de Santa María la Real que gracias a él ha recobrado su explendor y que en su infancia “era como un castillo encantado en ruinas, con sepulcros, salamandras, hortigas, meterte allí para un niño era como meterse en la selva".

Con Cristina, Peridis repasa en Fin de Semana la figura del Beato de Liébana que consigue "dibujar lo invisible, iluminar el Apocalipsis, decirnos ante lo que nos enfrentábamos" y cuyas ilustraciones no se saben dónde están.

¿Llegaremos alguna vez a encontrar el original del Beato de Liébana?, pregunta Cristina, "ese será un verdadero milagro" responde Peridis que ha asegurado que seguirá investigando como seguirá al hilo de la actualidad con sus viñetas en el periódico porque “siempre pasa algo" y eso que ahora “me estaba costando caricaturizar a los nuevos políticos, pero vino Rajoy y se tumbó en el diván" y reavivó esas caricaturas que "te obligan a hacer al personaje, un personaje de historia y eso requiere una búsqueda”, concluye.


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