Quién le iba a decir a Júlia Takács que se colgaría la medalla de bronce. Un reconocimiento profesional y personal para un año de vida intensa que ha tenido que ir sorteando e ir superando. La historia de Júlia viene de muchos años, de mucho esfuerzo y siendo discípula de uno de los mejores, Jesús García Bragado. Es una medalla que le ha provocado una gran emoción: "Es mi primera medalla importante a nivel absoluto, que ya tocaba".

Julia nació en Budapest, Hungría, y llegó a España con 14 años por motivos familiares y "seguí entrenando aquí porque era lo que me gustaba hacer". La marcha es un deporte complicado, "es una prueba técnica pero en la que necesitas fondo. Todo el mundo sabe correr, pero nosotros tenemos unos jueces que nos vigilan para que vayamos de manera correcta". Aunque Júlia lo hacía de pequeña porque le gustaba, ella decidió seguir y en categoría junior ya vió que valía para esto. "Decidí que iba en serio, aunque el talento no lo es todo, hace falta mucho trabajo". 

Júlia admite que no es fácil sacar todo lo mejor de ti al hacer marcha, pero cree que lo está consiguiendo, aunque no del todo. "Para mi Jesús es un ejemplo y aprendo de él cada día", confiesa de su maestro en esta disciplina, quien afirmó que al hacer marcha uno lo da todo tras los Juegos Olímpicos de Río de 2016.

Pero, ¿qué piensa un atleta cuando lleva 49 kilómetros y solo le falta uno para llegar a meta? "Yo en el kilómetro 40 sabía que ganaría medalla si conseguía llegar hasta el final así que tuve bastante tiempo para asimilarlo, pero fue un momento bonito pese a la presión". La atleta sufrió en ese último tramo y sintió ansiedad por las ganas de llegar, hasta que lo consiguió. Júlia, además, venía de pasar por una trombosis pulmonar que pensó que se trataba de alguna dolencia muscular, pero de la que finalmente se logró recuperar.