¿Se adelanta o se atrasa? La eterna pregunta del cambio de hora

Cambio de hora: una hora más de sufrimiento para los padres

Cada año, el cambio de hora desata la confusión, los despertares tempranos y las risas de los españoles. Fernando Martín lo resumió a la perfección: entre relojes que no se ajustan, niños que madrugan y el eterno debate de si se adelanta o se atrasa, lo único seguro es que nadie entiende nada…

Fernando Martín y Cristina López Schlichting
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Fernando Martín

Beatriz Pérez Otín

Publicado el - Actualizado

2 min lectura5:43 min escucha

El cambio de hora ha vuelto a desatar la confusión y las risas entre los españoles, y Fernando Martín lo puso en palabras con su característico humor. “Muy buenos días… o tardes… o noches, que con esto del cambio de hora ya no sé ni qué hora tengo”, bromeaba Martín desde Canarias, donde la diferencia horaria añade un extra de lío. 

El monologuista señaló que, aunque el presidente Pedro Sánchez parece muy preocupado por el tema, al 98,5% de la población “no le quita absolutamente nada de sueño”. Martín ironizó sobre la posibilidad de que, en lugar de cambiarnos la hora, nos cambien el IVA, algo que los autónomos agradecerían más.

El humorista también recordó la conversación española más repetida: “¿Tienes un chicle? ¿Que si quiero o que si tengo?”, y la segunda más famosa de estos días: “¿Pero entonces la hora se adelanta o se atrasa?” Tras 52 años intentando explicarlo, Martín afirmó que es imposible de comprender y que “todos los años nos tienen que explicar lo mismo”.

El cambio de hora implica un dilema especial para los padres: los niños madrugan antes, con la falsa sensación de haber ganado una hora, que en realidad se traduce en “una hora de sufrimiento absoluto”. Y, por supuesto, ajustar los relojes del microondas, horno y coche se convierte en una misión imposible, con botones, AM y PM incluidos.

Martín aprovechó también para criticar con humor el argumento del ahorro energético: “En España abrimos las ventanas con la calefacción a tope y las luces de Navidad brillan hasta Semana Santa. Qué ahorro ni qué ahorro”.

Finalmente, el monólogo cerró con un mensaje que muchos padres entenderán: aunque se retrase el reloj, la confusión, la prisa y los despertares tempranos continúan, mientras que los relojes de casa seguirán “mal hasta marzo otra vez”.  El cambio de hora, año tras año, sigue siendo una mezcla de tradición, incomodidad y carcajadas para los españoles.

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