El pasado martes, teniendo en cuenta que el partido había sido declarado de alto riesgo, hubo una reunión con el coordinador de los Mossos d'Esquadra del estadio de Cornellá-El Prat, Jordi Rodon, que avisó a la directora de seguridad del Espanyol, Carmen Jerez, para pedir al Barcelona, en la medida de lo posible, que no celebrase el título en el césped en el caso de ganar la Liga.

Esta decisión de los Mossos se trasladó al Barcelona tanto el martes como el jueves en la reunión presencial que tuvo en el campo del Espanyol. El propio Rodon se lo trasladó a su homólogo en el Camp Nou, que a su vez se lo trasladó al director de seguridad del Barça.

El conjunto azulgrana entendió esta postura decidida por la policía catalana, dio el visto bueno, y no puso ningún problema.

Durante el día del partido siguieron las conversaciones, se insistió por parte de los Mossos que así fuera, y en el minuto 78 en el túnel de vestuarios cuando era evidente que el conjunto de Xavi se iba a proclamar campeón de Liga teniendo en cuenta el resultado del partido, el coordinador de Mossos insistió al director de seguridad del Barcelona que, por favor, hicieran la mínima celebración y que se retirasen a vestuarios.

Es más, en el protocolo del partido se decidió tanto una parte como la otra poner todas las zonas mixtas, que normalmente son al aire libre, dentro de los vestuarios para que no hubiera ningún deportista ni de un equipo ni del otro.

En ese momento el director del Barcelona dijo que no había ningún problema y lo iban a hacer así. El problema es saber cómo llegó esa información y de qué manera. El Espanyol no justifica nada y asume la responsabilidad colaborando con quien sea para localizar a los que invadieron el campo y va a asumir todo lo que le pase, cierre de campo incluido.