Pogacar y Van der Poel corren el Tour de Francia con un reloj Richard Mille de 340.000 euros: "Se cae y sigue intacto"
Está dando mucho que hablar este complemento que llevan dos de los mejores ciclistas del mundo durante la ronda gala

Juanma Castaño y Alberto Arauz descubren el lujoso reloj de Mathieu Van der Poel
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El Tour de Francia 2025 avanza con velocidad dispar, esprints milimétricos y ciclistas que desafían no solo la carretera, sino también las leyes de la lógica. Dos de los grandes protagonistas de esta edición, Tadej Pogacar y Mathieu van der Poel, no solo están en la pelea por el maillot amarillo: lo hacen luciendo un accesorio que ha desatado la sorpresa dentro y fuera del pelotón. Corren con un reloj de 340.000 euros en la muñeca. No es una exageración. Es un Richard Mille RM 67-02 Automatic Extra Flat, y lo llevan como si fuera un pulsómetro cualquiera.
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"Es una edición especial adaptada para el deporte", explicaba Alberto Arauz en El Partidazo de COPE, tras desvelar el valor del reloj: “Un Richard Mille que vale 350.000 libras, una cosa así”. A lo que Juanma Castaño añadía con ironía: “Si quieren ustedes un reloj que aguante en verano, cómprense el Richard Mille y ya saben… pueden pegarle a una piedra en la playa”.
El modelo, diseñado para resistir condiciones extremas, pesa apenas 32 gramos y está fabricado con materiales como el titanio y otros compuestos avanzados. Es, según la propia marca suiza, uno de los relojes deportivos más ligeros del mundo. Aun así, su durabilidad es legendaria: “Pogacar se cayó en la París-Roubaix, se hizo un corte en el brazo, pero el reloj siguió marcando la hora perfecta”, recordaban en COPE.

El ciclista esloveno Tadej Pogacar (izq.) del UAE Team Emirates y el ciclista holandés Mathieu Van Der Poel (centro) del Alpecin - Deceuninck en acción durante la tercera etapa del Tour de Francia, una carrera ciclista de 178,3 km desde Valenciennes a Dunkerque.
Más allá del lujo, el debate está servido. ¿Se puede competir a nivel élite con un reloj de seis cifras? ¿No se corre el riesgo de dañarlo o incluso lesionarse? En este caso, parece que no. El RM 67-02 está pensado precisamente para acompañar a los deportistas más exigentes, y Richard Mille ha sabido colarse en el mundo del ciclismo como ya lo hizo en el tenis con Rafael Nadal o en la Fórmula 1 con Fernando Alonso y Charles Leclerc. Este modelo específico ha sido creado para aguantar caídas, barro y adoquines sin perder ni un segundo.
Van der Poel y Pogacar, lujo y barro
Durante la tercera etapa entre Valenciennes y Dunkerque, el esprint fue lo más vibrante de una jornada en la que Tim Merlier se impuso por milímetros, mientras Van der Poel conservaba el maillot amarillo a pesar de la caída de su compañero Philipsen, primer líder del Tour. Pogacar, por su parte, sigue al acecho, a apenas cuatro segundos.
Aun en etapas tan tranquilas como esta, el reloj sigue robando miradas. El propio Van der Poel, que ya ha firmado un acuerdo de patrocinio con Richard Mille, ha mostrado su gusto por los detalles de alto nivel, como los coches deportivos o los vuelos privados. En la París-Roubaix 2025, ambos ciclistas lucieron la joya en sus muñecas mientras se batían en uno de los escenarios más duros del ciclismo mundial. Van der Poel ganó su tercera edición consecutiva, y Pogacar, aunque terminó segundo, no pasó desapercibido con su reloj inmaculado pese a los golpes.

El ciclista holandés Mathieu Van Der Poel (izq.) del Alpecin-Deceuninck y el ciclista belga Jasper Philipsen (der.) del equipo Alpecin-Deceuninck en acción durante la tercera etapa del Tour de Francia, una carrera ciclista de 178,3 km desde Valenciennes a Dunkerque, Francia.
"Da tranquilidad", resumía Luis García en tono jocoso durante el programa. Y es que, en tiempos donde hasta los calcetines ciclistas incorporan nanotecnología, parece que el lujo también tiene cabida en el deporte de élite.
El modelo RM 67-02 se ha convertido así en uno de los protagonistas involuntarios de este Tour. Más allá de los vatios, las cronos y las bonificaciones, hay una conversación que se repite en redes y tertulias: ¿Puede un reloj de 340.000 euros convivir con el barro, el sudor y las caídas?
La respuesta, al menos por ahora, parece afirmativa. Y si no, que se lo pregunten a Pogacar, que cayó, sangró… y su Richard Mille siguió marcando la hora perfecta.