Cuando la hermana Nicolas Akikientró por primera vez en algunas plantas del hospital destruido por la explosión del 4 de agosto en Beirut, se llevó la mano al corazón y no pudo evitar las lágrimas. Una obra fruto de muchos años de sacrificios y esfuerzos quedó destruida en siete segundos.También el convento, donde viven nueve religiosas en la novena planta del edificio, sufrió daños, una pared cayó encima de una de sus hermanas y le hirió un brazo. Afortunadamente ninguna de ellas murió, aunquealgunos techos de las habitaciones de las hermanas se desplomaron.

El hospital está situado en el barrio Gemmayzé de Beirut, a menos de 500 metros del puerto y antes de la explosión contaba con 200 camas, modernos equipos de investigación y quirófanos, distribuidos en 18 pisos, nueve bajo tierra y nueve en la superficie. El motor de este hospital son las Hermanas del Rosario. El barrio está densamente poblado, y atendía a muchas familias afectadas por la crisis económica. Su directora, Sor Nicolás explica que a veces no pueden pagar, y entonces les dicen que paguen lo que puedan o en partes. “El hospital era la perla de Beirut”, dice la directora de un centro que contaba con 80 médicos y 92 enfermeras.

En estos momentos sólo dos plantas siguen funcionando.Han logrado reparar uno de los ascensores para que puedan llevar a los pacientes hasta la sala de operaciones y los test del COVID.

Las hermanas están acostumbradas a momentos difíciles. Tienen en la memoria la experiencia de la última guerra civil, ya que debido a su ubicación entre zonas de diferentes religiones, el hospital fue el refugio de todos los pacientes sin discriminación alguna, incluso en los momentos más difíciles cuando no había pan o comida disponible durante un período de meses”.

Ahora están recogiendo donativos de instituciones y gobiernos para volver a reconstruir el hospital. La fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, cuya campaña “Resiste Líbano” apoya COPE, ha prometido ayuda para reparar el convento de las hermanas. Sor Nicolas dice que ve la acción de Dios a través de las manos de tantos que no las dejan solas, y afirma que con esa ayuda podrán resurgir de las ruinas y volver a empezar. Y por supuesto, será la Virgen del Santo Rosario la que les guíe en esta ingente labor para bien de la dolorida capital del Líbano.