Si hablamos de san Juan de la Cruz, hablamos de uno de los grandes santos españoles que junto a santa Teresa de Jesús, se considera a san Juan de la Cruz la cumbre de la mística experimental cristiana. Su nombre secular era Juan de Yepes Álvarez y su primera identificación como fraile, Juan de San Matías. También fue reformador de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo y cofundador de la Orden de los Carmelitas Descalzos con santa Teresa de Jesús.

El escritor y periodista Pedro Miguel Lamet conoce muy bien la vida de este santo. Lamet junto con la editorial Mensajero ha publicado "La noche enamorada" una biografía sobre San Juan, a quien describe como "un personaje único y maravilloso de la historia de España incluso para los no creyentes". Defiende que su poesía está considerada como la mejor de toda la historia de la literatura española según críticos literarios.

Pedro Miguel desde muy joven era un fascinado por el poeta, más tarde por el místico y finalmente por él hombre. Dice de el, que es un personaje de aparencia "insignificante" por su pequeña estatura y también, un personaje "fascinante" para el moemento presente por las características de nuestro momento actual.

"La noche enamorada" es su último trabajo literato a la novela histórica, de la que dice tiene una ventaja sobre otros géneros porque "te permite crear el ambiente". Algo que Lamet conoce muy bien y transmite en cada una de sus novelas en las que recrea a la perfección esos ambientes a los que se refiere.

En la obra ha buscado un personaje de ficción como es Don Pedro de Valmores, un mercader y poeta segoviano que, despechado por los celos ante el abandono de su amante, Ana de Peñalosa, emprende un viaje en busca de ese fraile, por considerarle la causa de todos sus males. Un viaje que cambiará toda su vida y sus sueños.

Estamos en un mundo actual con demasiado ruido a nuestro alrededor y la búsqueda de la mística, de la reflexión y el silencio a veces no tiene cabida. Para Pedro con la pandemia que atravesamos nos hemos visto obligados a realizar "unos ejercicios espirituales obligatorios", porque dice que la situación era "o te desesperabas o te encontrabas contigo mismo".

El consejo que San Juan de la Cruz nos daría en el momento presente es un relato de su propia vida. San Juan de la Cruz, cuenta Lamet, parte de la nada, pero él ya había visto que "en la nada, en el vacío, está la plenitud". Cuando uno no piensa y deja que la mente "no le de la paliza" encuentra esa plenitud. Ante tanta mala noticia para Pedro "es necesario encontrar esa respiración profunda donde te encuentras con el Tú que se queda balbuciendo, al que se refiere San Juan de la Cruz". A partir de eso, será más fácil encontrar "la luz y el amor".