Mientras las tropas de la OTAN hacen las maletas crece la incertidumbre sobre el futuro inmediato de Afganistán. Según muchos analistas, no se puede excluir el riesgo de una recaída en la guerra civil, ni se puede descartar que los talibanes vuelvan a imponer su ley, a pesar de los compromisos alcanzados. Uno de los pocos sacerdotes católicos en el país es el religioso barnabita Giuseppe Moretti, que ha mostrado su temor a que, a partir de ahora, se anulen los pasos dados por la sociedad civil afgana en los últimos veinte años. Él mismo reconoce que no han sido pasos de gigante, pero “la esperanza de vida de los afganos ha aumentado, pasando de 40 a 60 años, y el nivel de educación también ha aumentado en la población femenina”.

El P. Moretti se refiere al atentado que tuvo lugar en Kabul el pasado 8 de mayo contra un grupo de chicas que volvían a casa después de un día en la escuela. Para él este es un mensaje claro sobre lo que les espera a las mujeres si los antiguos talibanes toman el poder. Precisamente la raíz del cambio en el país, según explica este misionero a la Agencia FIDES, procede sobre todo del universo femenino, ya que “las mujeres afganas son inteligentes, decididas, quieren salvarse de la esclavitud bajo la que vivían sin dejar de respetar la ley islámica… se ha producido un verdadero movimiento: muchas chicas van a la escuela, se sacan el carné, se convierten en extraordinarias trabajadoras, y ahora el temor es que todo esto se pierda”.

Para el P. Moretti, que lleva 30 años en Afganistán, la esperanza del país está representada por la nueva generación que no ha vivido la represión del gobierno talibán: “La juventud afgana se ha formado en estos veinte años y, sin duda, debe convertirse, o tal vez ya lo es, en la fuerza de contraste ante un eventual retorno al pasado. Han estudiado, tienen medios modernos y saben lo que es la libertad”. Por eso opina que es esencial que el mundo occidental se mantenga realmente cerca de Afganistán en este momento crítico.