Covadonga O'Shea es sencilla. Esa sencillez que en el caso de los vascos, como ella, va ligada a ciertas dosis de humildad y timidez. Su mirada transmite curiosidad. La misma que quizás le animara a la segunda de los O’Shí (-se lee así-) desde pequeña… a soñar con estudiar Periodismo y ser corresponsal de guerra. En la universidad, creció rodeada de chicos. Y en casa, con las puertas abiertas de par en par y en medio del sentido del humor que desprendía su padre. Quizá es una de sus señas de identidad. Si uno se fija bien, los O’Shí se parecen físicamente por su sonrisa.

Covadonga ha sido testigo privilegiado de la evolución de la moda en España. Dirigió la revista TELVA durante casi 30 años. Tuvo que abrirse paso en una profesión copada por hombres. Su generosidad le hizo compartir sus conocimientos y tras abandonar la publicación, creó el Instituto Superior de Empresas de Moda en Madrid. Una escuela de la que saldrían profesionales capaces de unir el talento con la gestión.

Gran defensora de la familia, lo dejó por escrito en su libro ‘La armonía vital’. En otro exclamaba: ¡tiene que haber un modo de mejorar el mundo!

Marian Rojas-Estapé también se hace preguntas en una sociedad que busca atajos rápidos en las redes sociales para encontrar la felicidad. Ella es psiquiatra. Nieta e hija de psiquiatras. Su vocación la descubrió ayudando a los demás. A niñas por ejemplo que en Camboya habían sido vendidas a redes de tráfico sexual desde pequeñas. Allí aprendió que cuando hay un porqué para vivir, se supera el cómo.

Quienes la conocen, coinciden. En todos sus proyectos se involucra con la cabeza y el corazón. Investiga para llegar al fondo de la mente y entender el cerebro, el estrés, la felicidad y el bienestar. Pero sobre todo Marián como psiquiatra, escucha a personas que lo han pasado mal. Vende felicidad.

Marian y Covadonga. Dos generaciones que creen en el sentido del humor y en la necesidad de practicar el optimismo