Nos faltará vida para agradecer a nuestros sanitarios todo lo que hacen por nosotros, por eso esta semana quiero contarte una pequeña-gran historia. La historia de la enfermera Meritxell y el paciente Xavier.

Xavier contrajo la covid-19 en marzo de 2020 con un pronóstico complicado que se agravó hasta llegar al coma. Le ingresaron en el Hospital y allí le atendió Meritxell, una enfermera del turno de noche. Con la ayuda de una amiga de la familia Meritxell contactó con los hijos de Xavier para pedirles una cosa: que le mandaran audios positivos de su día a día. Meritxell sabía que uno de los últimos sentidos que se pierden es el del oído.

Meritxell Pérez le puso los primeros audios una noche en la que sometieron a Xavier a un tratamiento para eliminar toxinas y la segunda vez que el paciente escuchó los mensajes de sus hijos Laia y Sergi estaba en pleno proceso de extubación mientras Meritxell le cogía de la mano. La enfermera le dijo "Si reconoces la voz de tus hijos, apriétame la mano”. Y ¿Qué crees que pasó? Sí, este, contra todo pronóstico apretó la mano de la enfermera. Los días pasaban y los mensajes seguían llegando. Un día, llegó uno muy especial: "Papá, estamos aquí y te vamos a esperar", "¡vas a ser abuelo de otro nieto!". Gracias a los cuidados del personal del hospital, finalmente Xavier logró despertar del coma. ¿Sabes qué fue lo primero que hizo? Preguntar si HABÍA SIDO abuelo.

Un año después Xavier se ha reencontrado con Meritxell y las manos de su ángel de la guarda le han apretado una vez más.