La provincia de Albacete es tierra de contrastes, y desconocida para muchos, todavía. En estos días de agosto recalaremos en las rutas cervantina, de San Juan de La Cruz, y los caminos de Santiago que unen el Levante con Santiago de Compostela atravesando Castilla-La Mancha.

La comarca del campo de Montiel, con localidades como El Bonillo, Munera y Ossa de Montiel, en el entorno de las Lagunas de Ruidera, son escenarios quijotescos, referenciados en varios capítulos del Ingenioso Hidalgo, Don Quijote de la Mancha. La ruta podemos iniciarla en las lagunas, muy frecuentadas en época estival, y seguir por Ossa de Montiel, El Bonillo y Munera. En dirección a Albacete capital, por la N-430 encontramos Barrax, patria de Benjamín Palencia, pintor de la llamada escuela de Vallecas, donde desde 1800 según las crónicas, los lugareños en sus fiestas en honor a San Roque, conservan el tradicional Toro de Fuego, que este año ha conseguido por su arraigo y popularidad, el reconocimiento de fiesta de interés turístico regional.

Los caminos que conducen a Santiago son al menos tres, y hacen coincidir itinerarios en tierras manchegas de Albacete, Cuenca y Ciudad Real, antiguos caminos que se intentan recuperar y hacerlos amables al peregrino, con lugares para descanso y alimento, que podemos encontrar, por ejemplo en Alpera.

Otro de los caminos que se recuperan, en esta ocasión por iniciativa del Prior del convento de Carmelitas de Caravaca de la Cruz, en Murcia, es el de San Juan de la Cruz, que este alcanzará su tercera edición, y en el que los municipios que lo integran se afanan en poner en común la señalización para unir Caravaca con Beas de Segura en Jaén.

En esta ruta, el único pueblo de la provincia de Albacete que se encuentra integrado es Nerpio. La población más lejana de la capital, y de difícil acceso desde la capital, por el mal estado de la carretera que la une con Letur, siendo recomendable acceder por la región de Murcia.

Por último nos detendremos en Peñas de San Pedro, localidad que estos días celebra una de las romerías con más arraigo en la provincia, y fuera de ella. Se trata de la romería del Cristo del Saúco, que cada 28 de agosto devuelve la imagen, una talla del siglo XVII, a su santuario en la aldea que le da su nombre, tras haber permanecido en la Iglesia de Peñas de San Pedro desde el lunes de pentecostés.