Isidoro Máiquez, homenaje al cartagenero que transformó el mundo del teatro

Hijo de cómicos, y a pesar de que su padre se oponía a que continuase la tradición familiar, empezó muy joven en teatros de diversas capitales españolas, como Cartagena, Málaga, Valencia y Granada. 

Isidoro Máiquez hizo su debut en el Teatro del Príncipe de Madrid en 1791, dentro de la compañía del actor Martínez, en la que actuaban actrices como María del Rosario Fernández, "la Tirana", y Rita Luna (ambas retratadas también por Goya). Se casó con Antonia Prado, también actriz.

Nació el 17 de marzo de 1768 y en esta fecha, cada año, se le rinde homenaje en el lugar en el que se encuentra la imagen que recuerda la figura de quien cambió el mundo del teatro por la naturalidad que aportó a la interpretación.

una corona de flores

En un emotivo acto se ha colocado una corona de flores en su estatua, gracias a la organización de Jaime Cros, que ha subrayado que este homenaje se lleva desarrollando desde los años 80, junto a la estatua que desde 1927 preside la plaza San Francisco de Cartagena. "Renovó la forma de ver el teatro, ya que ennobleció elementos como el vestuario o la iluminación", ha explicado Cros, quien ha puesto en valor cómo consiguió "acabar con la actuación histriónica de la época".

Admirador de Shakespeare y del actor francés de la Revolución François-Joseph Talma, el gobierno español —por mediación del ministro Manuel Godoy— le concedió una pensión de cuatrocientos reales mensuales para que fuera a París a conocer a Talma y a estudiar su técnica. 

Regresó en 1802 y consiguió grandes éxitos con Otelo (Shakespeare, 1802), en el Coliseo de los Caños del Peral; Macbeth, un año más tarde; Polinice (Vittorio Alfieri); La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca; Pelayo, de Manuel José Quintana; Bruto, de Alfieri y la Numancia de Miguel de Cervantes.