Los derechos de la infancia que se vulneran a diario en casa: "Una agresión verbal puede doler más que un golpe"
El psicólogo Javier de Haro detalla las 'líneas rojas' que se cruzan en la crianza y que afectan a la dignidad y al bienestar emocional de los menores

Una niña juega con su madre / Pixabay
Murcia - Publicado el
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En el marco del Día de los Derechos de la Infancia, una jornada de celebración pero también de reivindicación, el psicólogo y educador Javier de Haro recuerda que la vulneración de estos derechos no solo ocurre en contextos de guerra o pobreza extrema.
A menudo, las violaciones se producen en el entorno más cercano del niño, descuidando necesidades afectivas y sociales que son fundamentales para su desarrollo y salud mental.
Por eso, De Haro lleva a la reflexión sobre lo que se hace en cada hogar, a veces sin mala intención, pero que no ayudan a la dignidad de los pequeños de la casa.
El derecho fundamental a ser escuchados
Uno de los derechos más básicos y, sin embargo, más ignorados en el ámbito doméstico es el derecho a ser escuchados. De Haro subraya la contradicción de exigir a los niños que "sepan expresarse, sepan defenderse, sepan argumentar, cuando en casa muchas veces no les dejamos hacerlo".
Escucharles no implica tolerar faltas de respeto, sino enseñarles a expresarse de una forma adecuada, lo que constituye la base para que puedan comunicar sus problemas y para que los adultos detecten posibles voces de alarma.
La violencia que no se ve
El experto alerta sobre las distintas formas de violencia. A menudo se justifica un golpe como "algo educativo", cuando en realidad "es vulnerar un derecho del niño". Sin embargo, existe otra forma de agresión más silenciosa pero igualmente dañina. Como advierte el psicólogo, "la violencia verbal o psicológica puede ser como un puñetazo y puede hacer incluso mucho más daño".
La violencia verbal o psicológica puede ser como un puñetazo y puede hacer incluso mucho más daño"
Psicólogo infantil y educador
A diferencia de la violencia física, que deja una marca visible, la agresión psicológica deja una "marca a veces imborrable" que condiciona el carácter y la personalidad del futuro adulto. Por ello, De Haro insiste en la necesidad de "tomar conciencia de que nuestros actos generan una huella y dejan una cicatriz", y de tener muy claras cuáles son esas líneas rojas que no se deben sobrepasar.

Jugar y aburrirse: una necesidad básica
El derecho a jugar es una necesidad fundamental que influye directamente en el aprendizaje y la felicidad del niño. Sin embargo, el ritmo de vida actual y las altas expectativas parentales someten a los menores a un estrés impropio de su edad, saturándolos de actividades.
Es crucial reivindicar la importancia del tiempo no estructurado, ya que como señala el experto, es fundamental "tener tiempo libre, poder jugar y, sobre todo, incluso el poder aburrirse". Cargarles de actividades extraescolares no ayuda.
Tener tiempo libre, poder jugar y, sobre todo, incluso el poder aburrirse"
Psicólogo y educador

Un padre y una niña aprovechan su tiempo libre
Aunque los niños tienen una "capacidad de adaptación brutal", esto no significa que el estrés no les afecte. Su salud mental depende en gran medida de un entorno predecible, seguro y sano. La construcción de una buena autoestima desde pequeños es, según De Haro, "uno de los principales predictores de la felicidad de tu hijo en el futuro".
Finalmente, el psicólogo pone el foco en la protección digital. Advierte que, paradójicamente, quienes más usan las redes sociales son a menudo los que más exponen a sus hijos, una práctica conocida como ''sharenting''.
Subir una foto puede revelar metadatos como la ubicación y, sobre todo, va creando una identidad digital que podría perjudicar al menor en el futuro. Es vital tener en cuenta estos peligros para evitar riesgos como el grooming o la pederastia.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



