Victor Erice pisa la alfombra roja del Zinemaldia cincuenta años después para recibir el 'Premio Donostia'. Un galardón de honor que recibirá esta tarde en el Tetro Victoria Eugenia donde hace medio siglo se hizo con la Concha de Oro. Antes, esta mañana y acompañado de todo el elenco de actores y actrices entre los que destaca José Coronado, ha presentado la película con la que cerrará la 71 edición del Festival Internacional de Cinde de San Sebastián, 'Cerrar los ojos', de la que ha destacado la "emoción" como clave para llegar al público. También ha confesado que "desconfía de la leyenda épica" sobre él, con la cual, dice no reconocerse "en absoluto", al tiempo que ha asegurado que para él el cine ha sido una experiencia "existencial".

En este sentido, ha rechazado que su última cinta sea una película "testamentaria" como se ha dicho, porque, si acepta eso, no tiene "más destino que el museo de cera, la jubilación y el cementerio", ha bromeado.

En este contexto, el director bilbaíno no considera que haya estado 30 años sin hacer cine, porque, fuera del marco del audiovisual, donde solo se contabilizan los largometrajes, hay verdadera vida". "La mayor vitalidad de lo que pueda ser el cine se da en la periferia del sistema", ha señalado.

Además, el cineasta ha pedido "perdón" por "revestirse de la protección de grandes maestros a los que no llego ni a la suela del zapato", ha explicado que lo que le ha llevado a hacer 'Cerrar los ojos' ha sido "la más convencional de las necesidades, una reproducción de la existencia".

En todo caso, ha opinado que "una verdadera película reclama como medio natural absoluto la sala cinematográfica", que debe verse, a su juicio, "como una experiencia ciudadana compartida". "El desarrollo tecnológico nos ha conducido a que el hecho de ver una película tenga lugar en la privacidad doméstica, que no es lo mismo", ha opinado, para, a continuación, reivindcar esa "experiencia pública".

Ha recordado la sesnsación vivida hace 50 años cuando recogió la Concha de Oro por 'El espíritu de la colmena' Erice ha señalado que recuerda de aquel momento "que la mitad del cine pateaba y la otra mitad aplaudía", lo cual "era un índice de su vitalidad y de que fue una película hecha a contra tiempo, o contra el tiempo, para lo que eran las pautas y convenciones del cine de ese momento"