31 julio San Ignacio

San Ignacio de Loyola: legado de inspiración y espiritualidad en la fiesta de Gipuzkoa y Bizkaia

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Vicente Luis García habla de San Ignacio

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

En COPE Euskadi este día 31 de julio hemos dedicado un espacio a San Ignacio, por el día de su festividad en Gipuzkoa y Bizkaia. Hemos contado con Vicente Luis García, Txenti, un reconocido comunicador cristiano, cuya labor destaca por inspirar y conectar con las personas a través de mensajes de fe, esperanza y amor. Puedes escuchar la entrevista completa clickando junto a la imagen.

San Ignacio de Loyola, nacido en la casa-torre de Loyola en Azpeitia (País Vasco) en 1491, fue el décimo tercero y último de los hijos de Beltrán Yáñez de Oñar y Loyola. Su vida fue una historia de transformación, pasando de ser un caballero cortesano y soldado batallador a convertirse en el Apóstol de Cristo, tras una profunda experiencia espiritual durante su convalecencia por heridas sufridas en la batalla de Pamplona en 1521.

Durante su recuperación en Loyola, San Ignacio se sumergió en la lectura de la vida de Cristo y las vidas de los santos, lo que desencadenó una profunda conversión y su entrega total a Dios. Este proceso de discernimiento y búsqueda de sentido personal lo llevó a iniciar una peregrinación a Jerusalén, pero deteniéndose en el Santuario de Montserrat, donde cambió sus ropas lujosas por las de un pobre y vivió una experiencia espiritual en una cueva a las afueras de Manresa. Fue allí donde comenzó a escribir sus primeras experiencias espirituales, que más tarde darían origen a los famosos "Ejercicios Espirituales".

La peregrinación por el Camino Ignaciano se ha convertido en una experiencia trascendental para aquellos que desean seguir los pasos del propio San Ignacio.

CAMINO IGNACIANO

El Camino Ignaciano recrea los pasos que el caballero Ignacio de Loyola recorrió en 1522 desde Loyola hasta la ciudad de Manresa. El objetivo es disfrutar de una experiencia de peregrinación en el siglo XXI, siguiendo el proceso espiritual de aquel hombre extraordinario.

Lo que se busca no es algo material sino el perdón o la reconciliación, una nueva orientación o rumbo de su vida, confirmar alguna decisión tomada, poner tierra de por medio respecto a alguien o algo, descubrir o trabajar la propia identidad, fijarse metas personales… El peregrino, hombre o mujer, se siente insatisfecho e intuye que, de alguna forma, va a encontrar una solución a su descontento… poniéndose en camino. El peregrino de hoy suele huir del “espejismo consumista”, entendido como una búsqueda permanente del placer, del disfrute, de la acumulación sin apenas reflexión, sin caer en la cuenta de sus consecuencias.

Se conoce como “Camino Ignaciano”, desde la casa natal de Ignacio en Loyola (un torre-palacio de Azpeitia, en el País Vasco) hasta lo que se conoce como la “Cova de San Ignacio” en la ciudad de Manresa (cerca del Monasterio de Montserrat, en Cataluña). Después de su conversión espiritual en Loyola, Ignacio sintió el deseo ardiente de seguir a Jesucristo, como lo habían hecho ya muchos otros, y abandonó la vida que hasta entonces había llevado como hijo de una familia de nobles.

Ignacio decidió ir “contracorriente” y se puso en camino hacia Jerusalén, siguiendo el Camino Real, que le llevaría a Barcelona. De allí pensaba salir en barco para proseguir su peregrinación a Tierra Santa.

La dureza del camino en Euskadi, con sus fuertes desniveles y agrestes paisajes nos recuerda la dificultad de la búsqueda de la voluntad de Dios en nuestra historia personal, demasiadas veces bloqueados en nuestras afecciones desordenadas.

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