La desinformación: un desafío global en la era de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial permite generar noticias, imágenes y audios falsos que se confunden con la realidad. Nos enfrentamos a un reto urgente: detectar y frenar la desinformación. COPE Euskadi estrena un espacio semanal para enseñarte a hacerlo

Aprende a defenderte de la desinformación
Vitoria - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
¿Cómo la ciencia o el periodismo puede luchar contra la desinformación? ¿Cómo se transmite la información falsa y se da por verdadera? Y la IA ¿va a favor en contra?
COPE Euskadi estrena una serie de programas sobre DESINFORMACIÓN. El fenómeno de la manipulación y la mentira es tan viejo como el periodismo, pero que se ha hecho omnipresente en nuestras vidas en los últimos años, sobre todo desde que existe Internet y ahora más desde la irrupción de la IA nos tenemos que preguntar ¿cómo consumimos noticias?
Una amenaza para la democracia
La desinformación se usa para manipular la opinión pública, dañar reputaciones o sembrar el caos. Se busca confundir, dañar o alterar emociones. Durante la pandemia, por ejemplo, proliferaron noticias falsas que alimentaron teorías conspirativas y fomentaron la desconfianza en las vacunas. Según datos oficiales, miles de verificaciones se realizaron en España solo sobre el conflicto en Ucrania, la pandemia o procesos electorales.
El papel del periodismo
Para combatirla, los medios apuestan por la verificación. El fact checking se ha convertido en un recurso indispensable para contrastar noticias e imágenes. Los periodistas deben contrastar cada dato, cada imagen, cada vídeo. Sin embargo, hay desinformadores que siempre encuentran nuevas formas de engañar. Por eso, expertos piden reforzar la educación mediática de la ciudadanía para fomentar un consumo responsable de la información.
El peligro de los deep fakes
La inteligencia artificial ha abierto un nuevo frente: los deep fakes, vídeos y audios hiperrealistas que suplantan identidades y fabrican declaraciones falsas. Hoy cualquiera puede crear un vídeo creíble de un líder político diciendo algo que nunca dijo, por ejemplo. Esto pone en jaque la confianza social y requiere nuevas herramientas de detección y legislación específica.
el caso de Frida Sofía
Frida Sofía es un ejemplo paradigmático. Fue un nombre que se repitió miles de veces después de que un terremoto azotara la Ciudad de México en septiembre del 2017. Correspondía, supuestamente, a una niña que estaba bajo los escombros de un colegio que se derrumbó por el seísmo.

El caso de la niña Frida Sofía nunca existió
Fue una tragedia que apesadumbró al país entero. Pero cuando se informó que, probablemente, una niña con vida estaba debajo del edificio, millones de personas se quedaron expectantes durante horas frente al televisor para ver en vivo el rescate de la menor.
Sin embargo, no fue cierto. “Frida Sofía” no existió. "Se originó por una cadena de informaciones fragmentadas que ninguno de los medios que cubrió el suceso indagó para corroborar o descartar su veracidad”, dijo la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en una recomendación emitida el 12 de noviembre del 2019 a autoridades federales y locales, sobre el mal manejo del caso.
Algo que los periodistas no pueden permitir que se repita.