OPINIÓN - TIEMPO AÑADIDO
Responder no es respaldar
Jokin Aperribay contestó a la pregunta sobre Sergio Francisco, pero evitó el gesto que en determinados momentos define a un presidente: el respaldo explícito. En esa distancia entre hablar y liderar se está jugando hoy una parte importante del relato de la Real Sociedad.

Sergio Francisco y Jokin Aperribay | Foto: Real Sociedad
San Sebastián - Publicado el - Actualizado
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El presidente de la Real no guardó silencio. Conviene aclararlo. Respondió. Lo hizo con palabras, con tono controlado y con una idea recurrente: "no voy a entrar", "el fútbol es así", "hay que pensar en el partido del viernes". Sin embargo, lo que no hizo fue sostener públicamente a su entrenador, y esa ausencia de respaldo, en el contexto actual, tiene más peso que cualquier declaración altisonante.
Una elección que compromete
Sergio Francisco no es una figura circunstancial ni un técnico heredado. Es una elección directa de Aperribay tras el final de ciclo de Imanol Alguacil, un relevo diseñado desde la presidencia para abrir una nueva etapa. Por eso, cuando aparecen las primeras dificultades deportivas, la manera en la que se comunica desde arriba no es un detalle menor, sino un mensaje estructural. Decir que "Sergio está porque lleva ocho años en la Real" no es una defensa; es una explicación administrativa que reduce al entrenador a su trayectoria previa y evita valorar su trabajo presente.
El comodín del "fútbol es así"
El recurso al "fútbol es así" funciona como una coartada habitual en estos escenarios. Presenta la situación como un fenómeno inevitable, casi natural, cuando en realidad el contexto lo generan las decisiones, los tiempos y los mensajes del propio club. La volatilidad no es un ente abstracto: se alimenta de cómo se protege —o no— a quienes están en primera línea. Y en este caso, el entrenador queda expuesto mientras la presidencia gana margen.
La respuesta del entrenador
Sergio Francisco, por su parte, eligió la respuesta más digna posible. Aseguró que no necesita una ratificación pública, reivindicó el trabajo diario y se refugió en el partido a partido. Es un discurso profesional, coherente y comprensible, pero también revelador. Cuando un entrenador se ve obligado a explicar que no necesita apoyo explícito es porque ya asume que ese apoyo no va a llegar.

Sergio Francisco durante una sesión de entrenamiento en Zubieta
Liderazgo y mensaje
Nada de esto va de pedir garantías eternas ni de ignorar que los resultados mandan. Va de liderazgo. De entender que hay momentos en los que el presidente no solo gestiona escenarios, sino que define el clima moral del proyecto. Y que evitar el respaldo, incluso respondiendo, es también una forma de tomar partido.
Más allá del viernes
La Real seguirá compitiendo y Sergio seguirá trabajando, porque no hay otra. La pregunta, más allá del próximo partido, es qué modelo de club se quiere proyectar cuando llegan las dudas. Porque en el fútbol moderno no solo hablan las decisiones drásticas; también hablan, y mucho, las palabras que se eligen para no decir nada.



