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Este es el principal obstáculo que encontramos a la hora de reparar objetos y ampliar así su vida útil

Un Premio Nacional de Medio Ambiente explica en COPE que las personas consumidoras tienen la voluntad de reparar sus productos y así disminuir el número de residuos

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Fermín Astráin

La reparación de aparatos deberá ser más fácil y económica. Foto: EFE/Ernesto Matrascusa

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el

5 min lectura

El pasado 19 de octubre se celebró el Día Internacional de la Reparación, y es un momento idóneo para analizar el estado actual del derecho a reparar objetos. La reparación de objetos permite conservar productos más tiempo y por ello es importante su fomento, aunque todavía hay múltiples obstáculos, como la falta de piezas de repuesto, seguido de que son demasiadas caras, o que el diseño no es reparable. Julen Rekondo, experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente, explica la problemática en los micrófonos de COPE.

Esta iniciativa se enmarca en una campaña más amplia, la campaña europea por el derecho a reparar (Right to Repair Europe), una coalición que representa a más de 170 organizaciones de 27 países europeos, entre ellas varias españolas y navarras, e incluye entidades ecologistas, agentes de la reparación, grupos comunitarios de reparación, agentes de la economía social, distribuidores de piezas de recambio, reparadores autónomos, empresas de reparación y renovación, y cualquier persona que desee defender su derecho a reparar. 

Las cifras alarmantes del textil:
En 2018 se generaron 92 millones de toneladas de residuos textiles

Julen Rekondo

Experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente

Se trata de un movimiento en rápido crecimiento con el objetivo de eliminar las barreras a la reparación de nuestros productos para que duren más y conseguir que la reparación sea asequible, accesible y la primera opción de las consumidoras antes que descartar un producto y comprar uno nuevo, u obtener un recambio dentro de la garantía.

En Navarra, tenemos el Repair café de Geltoki en Pamplona, que es un lugar donde podemos reparar pequeños objetos averiados con la ayuda de personas expertas que lo hacen de manera voluntaria y su entrada es libre, o también contamos con las instalaciones de Traperos de Emaus en Berriozar y en Tafalla.

Los datos revelados al calor de la celebración del Día Internacional de la Reparación, es que entre agosto de 2023 y julio de 2024, la Open Repair Alliance registró casi 70.000 intentos de reparación de artículos eléctricos y electrónicos, lo cual significa que las consumidoras tienen la voluntad de reparar sus productos. Sin embargo, según los datos recogidos, solo un 53% de los casos se ha podido llevar a cabo una reparación con éxito. La falta de piezas de repuesto es el principal obstáculo (25% de los casos), seguido de que son demasiado caras (18%) y de que el diseño no es reparable (16%).

Sólo 40 productos de los más de 208.000 registrados en los repair café hasta ahora, es decir, el 0,0002%, están cubiertos por la nueva Directiva europea en 2024. Esto se debe a que de momento las categorías de producto cubiertas son sólo televisores y electrodomésticos.

¿Por qué el derecho a reparar?

Frente a los crecientes flujos de residuos, la competencia por las materias primas y el contexto de crisis climática, mañana 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático, es urgente aumentar la reutilización de los productos y alargar su vida útil. En la actualidad existen múltiples barreras a la reparación que no permiten a las consumidoras y usuarias reparar sus aparatos eléctricos y electrónicos, por ejemplo. Asimismo, se siguen comercializando productos de baja calidad, que refuerzan la cultura del usar y tirar.

La reparación y la reutilización son más intensivas en mano de obra en comparación con la economía lineal -extraer-producir-usar y tirar-, lo cual plantea una oportunidad para el llamado empleo verde. Además, también hay que mencionar la dependencia de la UE del exterior para proveerse de materias primeras críticas, claves para la transición energética. China es el mayor y el principal proveedor de la UE de estos materiales. 

Alargar la vida útil de los productos, y fomentar la reutilización y la reparación son claves para reducir dependencias de importación y son alternativas indispensables a prácticas con enormes impactos sobre el medio ambiente y los derechos humanos como la minería terrestre. De esta manera, se conseguiría reducir la demanda de la UE de materias primas críticas.

El pasado 23 de abril se aprobó la Directiva por el Derecho a Reparar, que los Estados miembros de la UE deben transponer a la legislación nacional antes de julio de 2026. La normativa garantiza que los fabricantes faciliten la reparación de los productos y que la garantía pueda ampliarse un año más. Una vez pasado el plazo de garantía los fabricantes tendrán la obligación de reparar todos aquellos productos susceptibles de ser arreglados. Esto obliga a que los fabricantes tengan que poner piezas de recambio y herramientas a precios asequibles.

Sin embargo, la lista de productos que entra dentro de la normativa debería ampliarse, ahora se ciñe a teléfonos, lavadoras, aspiradoras y lavavajillas, por ejemplo. Es necesario que se amplíe la lista a más categorías de productos, como todos los productos electrónicos y eléctricos e incluyendo también la reparación textil.

Garantizar que la reparación sea asequible es un aspecto crucial dentro del derecho a reparar. La legislación empieza a abordar este punto y anima a los Estados miembros de la UE a introducir incentivos económicos para la reparación. Austria, Alemania y Francia han introducido ya fondos de reparación o sistemas de bonificación para subvencionar parcialmente los costes de reparación.

La basura electrónica es el flujo de residuos que más rápido crece en el mundo: en 2022 se produjeron 62 mil millones de toneladas de este tipo de residuos. El textil también es otro sector con cifras alarmantes: en 2018 se generaron 92 millones de toneladas de residuos textiles. Por lo tanto es indispensable tomar medidas y acabar con el despilfarro que supone un modelo de producción y consumo basado en el usar y tirar.

Además, en la situación de emergencia climática la reparación debería ser la opción prioritaria, siempre que sea posible. Establecer dentro de la garantía legal la reparación de los productos como opción única, salvo imposibilidad justificada, y ampliar la garantía tras la reparación dos años más, ayudaría a percibirla como una opción deseable y reduciría el despilfarro.

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