Europa da luz verde a un plan de choque para arrancar viñas y equilibrar la oferta y la demanda del vino

Con más de 840 millones de litros almacenados en bodega, la Unión Europea ha alcanzado un acuerdo decisivo para apoyar al sector del vino, que atraviesa momentos complicados. El Consejo de la UE y el Parlamento Europeo han dado luz verde a un nuevo paquete de medidas que busca equilibrar la oferta y la demanda, modernizar la industria y adaptarla mejor a los nuevos desafíos del mercado y del cambio climático.

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Un nuevo equilibrio para el mercado

Entre las novedades más destacadas se encuentra una que busca estabilizar el mercado, el arranque de viñas excedentes. Esta medida tiene como finalidad evitar un exceso de producción que el mercado no puede absorber. Con ello, se pretende mantener la estabilidad del sector y, al mismo tiempo, abrir la puerta a nuevas oportunidades de negocio, fomentando la innovación y una producción más sostenible.

Sostenibilidad y etiquetado claro

El plan también pone un fuerte acento en la sostenibilidad. Los países miembros de la Unión podrán aumentar las ayudas europeas a inversiones destinadas a mitigar los efectos del cambio climático, ayudas que podrán cubrir hasta el 80% de los costes en proyectos que busquen reducir el consumo de agua o mejorar la resistencia de las cepas.

Otra de las grandes novedades es la simplificación del etiquetado, una medida que facilitará la vida tanto a productores como a consumidores. Las etiquetas serán más claras, con versiones digitales y pictogramas para hacerlas más comprensibles y reducir el papeleo para las bodegas. Además, el acuerdo establece cómo se podrán usar los términos “sin alcohol”, “0,0%” y “alcohol reducido”, en función de la graduación del vino.

Impulso al enoturismo y flexibilidad

Finalmente, el paquete de medidas aprobado en Bruselas incluye un apoyo específico para el enoturismo, reconocido como una vía de ingresos cada vez más importante para las economías rurales. Asimismo, se ha decidido eliminar la fecha límite del régimen de derechos de plantación, que a partir de ahora pasará a revisarse cada diez años para ofrecer una mayor flexibilidad.

En definitiva, Bruselas quiere dar un nuevo impulso al sector vitivinícola europeo. La apuesta se centra en la sostenibilidad, la innovación y una mayor conexión con los gustos del consumidor actual, un paso adelante para que el vino europeo mantenga su posición como referente a nivel mundial.