El Trastorno del Espectro Autista (TEA) afecta a más de 300 personas en La Rioja, o al menos esas son las que han buscado ayuda bajo el amparo de la Asociación ARPA Autismo Rioja, una organización sin ánimo de lucro compuesta por distintos centros y servicios que brindan atención integral a las personas autistas y a sus familias en todas las etapas de sus vidas.

ATENCIÓN TEMPRANA

El camino para quienes enfrentan el TEA es largo, iniciando con el servicio de atención temprana, fundamental para trabajar con niños de 0 a 6 años que muchas veces no llegan a la asociación con un diagnóstico claro. Durante este periodo, las intervenciones se centran en el entorno domiciliario para facilitar la adaptación tanto de los niños como de sus familias.

A partir de los seis años, se avanzan en otras áreas, priorizando la autonomía y las relaciones sociales. Con el tiempo, las necesidades evolucionan, abordando temas propios de la adolescencia con un nivel de madurez diferente.

ÁMBITO EDUCATIVO

Una de las principales barreras se encuentra en el ámbito educativo, especialmente en los primeros años. La falta de conocimiento sobre las necesidades específicas de estos niños representa un desafío para la mayoría de los docentes.

Ainhoa García, profesora de pedagogía terapéutica en un instituto de Navarrete, lleva ocho años trabajando con niños autistas y otras necesidades educativas. Desde su experiencia, percibe las carencias que enfrenta la sociedad en el acompañamiento de estas personas, especialmente en su etapa más temprana.

La principal necesidad de quienes tienen TEA radica en que los adultos de su entorno comprendan su forma de percibir el mundo y contribuyan a su plena integración.

JON, AUTISMO SEVERO

Para familias como la de Jon, un joven de 23 años con autismo severo, la atención continua es vital. Sus padres, Susana y Nacho, cuentan en los micrófonos de COPE Rioja cómo se enfrentan a los numerosos desafíos desde que recibieron el diagnóstico de Jon, y cómo encuentran fuerzas en su lucha constante por mejorar la calidad de vida de su hijo.

La realidad de las personas con TEA no es sencilla, pero las familias trabajan incansablemente para avanzar en la autonomía personal. Nacho, padre de Jon, exclama la importancia del diagnóstico precoz y la atención temprana en este proceso.