Lo que tus padres no te contaron del "corte de digestión" y es vital saber
La respuesta del cuerpo a un cambio brusco de temperatura

Jorge Muñoz, pediatra
Mallorca - Publicado el - Actualizado
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¿Recuerdas a tus padres insistiéndote en esperar dos horas después de comer antes de lanzarte al agua? Esa advertencia, que nos acompañó durante toda la infancia con la amenaza del temido "corte de digestión", resulta ser un mito.
El pediatra Jorge Muñoz nos aclara que la digestión no se "corta", y lo que realmente hay detrás de este temor es un fenómeno distinto y, a menudo, malinterpretado.
El verdadero riesgo: el choque térmico
Según el Dr. Muñoz, la idea de que la digestión se detiene repentinamente es un bulo. El problema real surge de la entrada brusca a aguas frías, especialmente después de haber realizado una comida copiosa. "El corte de digestión como tal no existe", confirma el Dr. Muñoz. "En ningún libro de medicina se habla del corte de digestión, es un bulo. El problema radica en meterse en un agua muy fría y es ahí cuando puedes perder el conocimiento por entrar al agua fría de sopetón. Puedes entrar despacito en agua fría después de comer pero no hacerlo de golpe. Tras una comida copiosa el cuerpo una vasoconstricción periférica, es decir, los vasos periféricos se comprimen para que la sangre no vaya hacia allí y se concentre en el estómago. Cuando hablamos de circulación periférica hablamos también del cerebro. Incluso la llegada de sangre al cerebro disminuye después de una comida copiosa en la que entramos de repente en agua fría", afirma el pediatra en COPE Mallorca.

Gente disfrutando de un baño en la playa
¿Por qué los niños "se salvan"?
Curiosamente, el pediatra señala una razón por la que los niños parecen ser menos propensos a sufrir este problema: "A los niños no les suele pasar nada, porque en verano suelen comer mal, picotean o comen poco en comparación con un adulto." Esto significa que su sistema digestivo no está trabajando a pleno rendimiento como el de un adulto después de una comida abundante, lo que reduce el riesgo de un choque térmico severo al entrar en contacto con el agua fría.
"En niños no se ven, pero en el caso de los adolescentes y adultos tras comida copiosa y baño repentino en agua fría, el cerebro recibe menos circulación sanguínea te mareas, te puedes desmayar en el agua y mueres, en los niños no", afirma el pediatra.
Así afecta el choque térmico a los adultos
El Dr. Muñoz explica con detalle qué le ocurre a un adulto que se zambulle en agua fría después de una gran comida. Cuando el cuerpo está caliente (por la comida o por la exposición al sol) y se sumerge rápidamente en agua fría, se produce un reflejo vagal. Este reflejo puede provocar una disminución repentina de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, lo que puede llevar a mareos, náuseas, vómitos, calambres, e incluso la pérdida de conocimiento, lo cual es extremadamente peligroso en el agua. La sangre, que estaba concentrada en el proceso digestivo, se redistribuye bruscamente, afectando a otros sistemas del cuerpo.
Más allá del agua: cuidado con el sol
Pero no solo el agua fría es un riesgo. El Dr. Jorge Muñoz recalca la importancia de la protección solar e hidratación para niños y adultos. Insiste en no exponerse al sol entre las 11:00 y las 17:00 horas, cuando la radiación es más intensa. Y ofrece un truco, tu sombra "si es igual que tú de larga o menor no tomes el sol porque los rayos inciden directamente si tu sombra sobre la superficie es más larga que tu cuerpo en ese momento los rayos no inciden tan verticales y es más seguro estar bajo el sol".