El secreto del mejor vino blanco de Galicia 2025 se esconde bajo una montaña en Ourense

La bodega Eduardo Peña, ubicada en Castrelo de Miño (Ourense), ha alcanzado un nuevo hito al recibir el premio Acio de Ouro al mejor blanco de Galicia en 2025 por su vino Eduardo Peña.

Se trata de unos premios y unas catas que organiza todos los años AGACAL, la Axencia Galega de Calidade Ambiental, que depende de la Consellería de Medio Rural.

Javier Carid, encargado general de la bodega, ha expresado su satisfacción por este reconocimiento, que culmina una larga trayectoria de distinciones. "Por fin llegó lo esperado, se hizo esperar un poco, pero bueno, lo tenemos ya en casa", ha afirmado Carid tras recibir el galardón.

Un vino de alquimia y terruño

El vino galardonado es un coupage, una mezcla, de cinco variedades de uva: treixadura, godello, loureira, albariño y lado. Según Carid, la clave es el equilibrio que alcanzan las variedades por sí mismas. "Lo que tratamos sobre todo de hacer con ellas es un vino que por sí solo se equilibre en acidez", explica, describiéndolo como un vino "muy tropical, muy fresco, muy agradable en boca, muy fácil de beber". La mezcla busca aportar complejidad con notas tropicales y cítricas.

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El proceso de elaboración es meticuloso. Carid detalla que buscan "tratar de meter dentro de una botella todo lo que la tierra nos proporciona". Para ello, vinifican cada variedad por separado y, una vez terminados los vinos, deciden la proporción de cada uno en la mezcla final. Así, combinan la amabilidad en boca del godello, los matices a fruta de pelo del treixadura y los cítricos del albariño para reflejar la complejidad que nos da el viñedo.

Una catedral de vino bajo tierra

La bodega en sí misma es una obra de ingeniería y respeto por el entorno. Se trata de una construcción subterránea de 13 metros de altura que aprovecha la pendiente del terreno. Esta decisión, según Carid, permite evitar un gran gasto de energía en climatización, manteniendo los vinos a una temperatura estable todo el año, además de reducir el impacto visual en el paisaje, ya que "desde fuera, pues prácticamente ni siquiera se ve".

Definida por su encargado como una bodega familiar, la producción anual ronda las 80.000 botellas a partir de sus 10 hectáreas de viñedo propio. La filosofía se centra en la calidad sobre el volumen, con rendimientos de entre 6.000 y 7.000 kilos por hectárea. "No buscamos coger mucha cantidad, sino que la uva sea de calidad", subraya Javier Carid, quien apunta que el objetivo es la excelencia, y para ello la cantidad de uva por cepa no debe superar el "kilo, kilo y algo nada más".

Cosecha atípica y futuro fiel a las raíces

Respecto a la cosecha de este año, Carid la ha calificado como "atípica" debido a una primavera lluviosa y un verano con pocas precipitaciones. Esta sequía estival provocó que la uva acumulara menos líquido, lo que a su vez hizo que "todos los sabores que en ella se concentran, pues, estén más concentrados todavía". El resultado, asegura, son unos vinos para el próximo año que se prevén fantásticos y con un estado sanitario perfecto.

El reconocimiento llega en un "momento dulce" para el vino blanco, cuya tendencia de consumo está al alza. Javier Carid destaca que la frescura de Galicia "está de moda" y que los vinos del Ribeiro son muy apreciados. Aunque el mercado principal es Galicia, donde la bodega tiene una gran acogida, también exportan al resto de España y a varios países extranjeros.

Fundada en 2008 por Eduardo Peña, un apasionado del vino y la naturaleza, la bodega mantendrá su rumbo. "Llevamos muchos años trabajando de esta manera y no vamos a cambiar", concluye Carid. El plan es seguir enfocados en la excelencia y, en caso de crecer, hacerlo de una forma que sea representativa de la zona y el viñedo que les ha dado el éxito.