Así funciona la 'magia' médica que recupera a los grandes quemados en el hospital de A Coruña: "Atendemos a lo que se ve y a lo que no se ve"
El último brigadista herido en el gran incendio de Oímbra recibe el alta tras más de dos meses ingresado y un complejo proceso de autotrasplantes de piel

Entrevista con Alejandro Fernández, médico Adjunto de la Unidad de Quemados del CHUAC
Santiago - Publicado el - Actualizado
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El último de los tres brigadistas que resultaron gravemente heridos en el gran incendio que arrasó el valle de Monterrey este verano ha recibido por fin el alta. Se trata de un joven de 18 años que ingresó en la Unidad de Quemados del CHUAC el 12 de agosto con el 40% del cuerpo afectado por quemaduras de tercer grado y por intoxicación por humo, y que ha podido salir por su propio pie tras más de dos meses de ingreso.
Más allá de la piel
El doctor Alejandro Fernández Quinto, médico adjunto de la unidad, ha explicado la complejidad de estos casos. En un paciente con quemaduras tan extensas, el problema no se sitúa solo en la piel, sino que el daño afecta a todo el organismo. "Cuando la extensión es tan grande, el daño es a nivel sistémico total, afecta a la sangre y a los órganos a todos los niveles", ha detallado el facultativo en una entrevista en Cope Galicia. Por ello, el tratamiento exige una atención compartida con especialistas de cuidados intensivos, enfermería y técnicos.
Además del daño físico, el doctor subraya que hay que tratar lo que no se ve, refiriéndose al impacto psicológico. Considera que "el acompañamiento psicológico es fundamental", especialmente en accidentes "totalmente inesperados en personas jóvenes". La curación va más allá de las heridas anatómicas que se aprecian en la superficie.
El acompañamiento psicológico es fundamental"
Médico Adjunto en la Unidad de Quemados del CHUAC

Brigadista en una intervención en Ourense este mes de agosto
Autotrasplantes: la clave de la curación
Para explicar la naturaleza de las quemaduras de tercer grado, el doctor Fernández Quinto utiliza una metáfora clara: "Es como si tenemos un bosque en el que se han quemado también las raíces". Si no se actúa desde fuera, la piel no se regenera por sí misma, lo que obliga a realizar cirugías de autotrasplante.
Es como si tenemos un bosque en el que se han quemado también las raíces"
El procedimiento consiste en realizar injertos con la propia piel del paciente. "Trasplantamos piel, pero el donante de esa piel es la misma persona", aclara el médico. La unidad cuenta con tecnología que permite extender la piel sana para cubrir un área mayor, un proceso fundamental en pacientes grandes quemados.
Además, las zonas donantes pueden volver a utilizarse una vez curadas, lo que permite abordar grandes superficies del cuerpo. Esto nos ayuda en situaciones "de grandes extensiones del cuerpo afectadas, que nos permite al final que tengamos una persona ya casi sin ninguna herida", concluye el doctor.

Acreditación EBA al CHUAC
Unidad de referencia europea
El alta de este joven brigadista coincide con un importante reconocimiento para la Unidad de Quemados del CHUAC. Acaba de recibir la acreditación de la Asociación Europea de Quemados (EBA), una certificación que en España solo posee otra unidad, la del Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona.
Este reconocimiento, fruto del trabajo de un equipo multidisciplinar, certifica que la unidad dispone de los recursos humanos y tecnológicos necesarios y sigue los estándares de calidad europeos. Según el doctor Fernández, también "abre la puerta a colaboraciones internacionales" y a formar parte de equipos de respuesta ante accidentes con múltiples víctimas a nivel europeo.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



