El Centro de Cultivos Marinos de Ribadeo (Lugo): una incubadora donde criar almejas, navajas y erizos bebé
Un lugar donde cuidan las semillas, desde el milímetro, para posteriormente sembrar las zonas marisqueras, regenerar los bancos y obtener mayor productividad

Entrevista con Justa Ojea, responsable del CIMA en Ribadeo
Ribadeo - Publicado el
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Es como una planta de neonatos, pero para el marisco. Las diminutas larvas de almejas, navajas o también de erizos de mar flotan en sus tanques hasta que tienen el tamaño y la fortaleza necesarias para salir al mar exterior y defenderse por sí solas. A partir de ahí crecerán, se reproducirán y, algún día, tal vez, lleguen a nuestro plato.

Centro de Investigaciones Marinas de Ribadeo
Porque esa sala de neonatos es el Centro de Investigaciones Marinas de Ribadeo, el CIMA, que lleva años trabajando para mejorar los protocolos de cultivo de bivalbos y equinodermos.
SEMILLA DE CALIDAD
La responsable del CIMA, Justa Ojea, explica que trabajan para "obtener semilla de calidad que pueda, una vez trasplantada en el medio natural, ayudar a aumentar la productividad y a regenerar zonas con baja productividad también".
En sus particulares incubadoras utilizan agua de la Ría de Ribadeo, tratada y limpia de patógenos, y acogen a las crías desde que miden lo que un grano de arena.
El trabajo, cuidadoso y delicado, requiere mucha atención y seguimiento. Hay que mantener las condiciones idóneas para los pequeños. Siempre pueden aparecer complicaciones, la mayoría derivadas de la alta concentración a la que trabajan.
UN PROCESO DELICADO
Según Ojea, "no es lo mismo un entorno natural en medio de una ría, que un tanque de 500 litros donde concentramos dos o tres millones de larvas, entonces todos los problemas derivados de esa concentración conllevan que pueda haber problemas de vibriosis, de bacterías, etc".

Invernadero del Centro de Investigaciones Marinas de Ribadeo
Por eso es tan importante vigilar el control de todo el proceso. Tienen muy controlada hasta la alimentación, con el fitoplancton que allí mismo producen: en un invernadero con bolsas de entre 40 y 400 litros con células vegetales, con aireación, tratamiento adecuado y la luz solar se reproducen las plantas con las que alimentan a las larvas.
Es fundamental la limpieza, los controles bacteriológicos y la renovación de instalaciones con periodicidad. Hay que tener mucho ojo, respetar las rutinas y vigilar todas las instalaciones porque un fallo puede provocar que se vaya al traste un cultivo que equivale a meses de trabajo. Por ello nos cuenta Justa Ojea que la rutina es imprescindible.
LA LIBERACIÓN
Llegado el día, cuando las crías han alcanzado el tamaño estipulado, son cedidas a las cofradías de pescadores o mariscadores para que procedan a la siembra, en el lugar más adecuado para su desarrollo. Entonces tendrán una mayor viabilidad futura.
Años después, porque el proceso es lento, se convertirán en adultos, puede que caigan en una nasa, o sea extraído por las hábiles manos de una mariscadora, y lleguen a nuestra mesa. Por eso cuando Justa ve el marisco en las pescaderías lo valora mucho más y no se asusta tanto de los precios: "Lo primero que me di cuenta desde que trabajo aquí fue a valorar los productos cuando los compras, normalmente dices que caro o que barato. No es que sean baratos ni mucho menos, pero si uno sabe el trasfondo que llevan detrás... me refiero al propio trabajo en sí de las mariscadoras, de recolectar las almejas, lo que tardan en crecer. Porque una almeja tarda entre dos y tres años en alcanzar la talla comercial, si hablamos de los erizos nos vamos a seis o siete años". Así que si conoces el funcionamiento valoras más los productos que estás comprando.

Ejemplares de erizo bebés
El CIMA de Ribadeo es un centro dependiente de la Consellería de Mar, en él trabaja una quincena de personas, entre biólogos, técnicos analistas, auxiliares de laboratorio y personal de administración y mantenimiento. Tiene su mejor público en los pequeños de colegios que alucinan cuando van a visitarlo y les muestran enormes tanques llenos de puntitos que no son otra cosas que diminutas almejas, como esas que alguna Navidad han degustado “a la marinera”.



