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Las cartas que llegaron a su destino 30 años después gracias a una kiosquera de Padrón (A Coruña)

Narenka Pérez regenta un kiosco que forma parte de la historia de Padrón. Venezolana de nacimiento, su oficio le ha permitido conocer a mucha gente y hasta hacerse amiga de una oca

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Narenka Pérez es kiosquera en el espolón de Padrón

Padrón (A Coruña)

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 16:51

Narenka Pérez nació en Venezuela, pero es hija de padres gallegos, así que se vino a Galicia sin dudarlo y se siente de aquí: "soy hija de emigrantes gallegos y hablo gallego. Veníamos todos los años y mis padres tienen casa aquí", nos confiesa en una entrevista en COPE Santiago.

Regentó una cafetería durante un par de años en la localidad coruñesa de Padrón, pero tenía claro que lo suyo era el oficio de kiosquera desde que vio el pequeño negocio del espolón. ¿Por qué? Le enamoró su emplazamiento: "estoy en el aire, sobre el río Sar y he visto de todo, he conocido a gente mayor y a los nuevos, los niños que vienen a comprar gominolas, coleccionables..."

Cuando llegó de su Venezuela natal ese kiosco al lado del río le llamó mucho la atención: "es pequeño, es curriño, me encanta, quiero tener ese kiosco, pasaron dos años y me enteré que la señora que lo tenía se jubilaba". La historia de Narenka y el kiosco parece que estaba escrita: estaba predestinada a regentarlo. Los nietos de la mujer que se iba a retirar trabajaron el cafatería de Narenka y, cuando ella quiso hacerse con el establecimiento, estos intercedieron por ella, para que se hiciese con el negocio de sus sueños "y hasta día de hoy".

A Narenka no solo le gustaba el pequeño kiosco y su ubicación, sino el oficio: "Yo ya tenía una librería en Venezuela y siempre trabajé con periódicos, papelería, libros..." Eso sí, reconoce que esa profesión no es fácil: "Esto es muy atado, reparto la prensa a los bares de Padrón, todos me aprecian, pero trabajo todo el día". Su trabajo no le deja disfrutar de tiempo libre, tres días de vacaciones al año, cuando no sale el periódico y desde las seis y media de la mañana ya está en las calles repartiendo las noticias para que los padroneses las lean de buena mañana.

A pesar de todo, Narenka no lo cambia por nada: "A mí me encanta, el trato, hablar con las personas..."

LAS CARTAS DE LOS AÑOS 60 ESCONDIDAS EN EL KIOSCO

Después de 27 años regentando el kiosco, Narenka comparte con nosotros algunos momentos especiales que vivió. Uno de ellos, desde luego, sorprendente: "Llegando al kiosco me di cuenta de que tenía una caja de metal pegado al kiosco, pero siempre pensé que era un contador o algo así, hasta que le pedí a un amigo que lo abriese". Y ahí se topó con la sorpresa: tres cartas de los años 60. "Era una especie de buzón con llave y encontré las cartas de 1966".

Una carta de amor, una petición de ayuda a la mujer de Franco y una factura de dos pesetas aparecieron en una caja metálica del kiosco

Nos cuenta Narenka en COPE Santiago que una de las misivas era una carta de amor de un marinero a su novia. Él se iba a ir a Nueva York y quiso dejar en el papel sus sentimientos escritos. La casualidad de la vida hizo que esa pareja sea una habitual del kiosco y Narenka pudo entregarles la carta: "Ahora están casados y son clientes míos y se la entregué en mano la carta, después de tantos años. El señor embarcado y unas letras preciosas...y la mujer recibió su carta". Ellos en la actualidad están juntos, viven cerca de Padrón y tienen varios hijos.

Otra misiva estaba escrita por un señor que tenía una esposa muy enferma y había escrito a la mujer de Franco: "A la señora Polo, ponía. Le pedía ayuda porque el agua les llegaba a la cama y su mujer estaba enferma". Esa carta nunca llegó a su destinatario, pero Narenka pudo devolvérsela no al remitente, pero sí a su hijo.

La tercera carta era una factura de un comercio, de una venta por dos pesetas de una lencería.

Estos documentos fueron hallados en el año 1997 y llevaban "escondidos" desde los 60. Narenka recuerda ese momento con mucho cariño. Recuerda, además, que cuando entregó las cartas a sus dueños las emociones estaban a flor de piel.

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¿Cómo fueron a parar ahí las cartas? La kiosquera nos cuenta que entonces Correos no trabajaba como hoy en día y esa caja metálica era una especie de buzón que tenía el lechero que recogía cartas y las entregaba, pero esos papeles no se entregaron nunca y quedaron ahí.

Son historias como estas que hacen del kiosco del espolón algo tan especial, forma parte de la historia de Padrón: "Date cuenta de que yo lo cogí hace 27 años, pero la señora que se jubiló ya lo tuvo 44 años y era de sus padres."

Narenka Pérez, kiosquera del espolón de Padrón, comparte lo especial de su oficio con COPE Santiago

Narenka Pérez, kiosquera del espolón de Padrón, comparte lo especial de su oficio con COPE Santiago



FALLECE LUKITA, UNA OCA QUE ERA COMO UNA VECINA MÁS EN PADRÓN

Llevaba 17 años en Padrón. Lukita era una oca muy conocida en la localidad de Padrón. La kiosquera padronesa nos explica que "era como una mascota, la verdad, pero estaba viejilla". Con todo, en enero se peleó con un pato y "en una de esas peleas a ella le dio un infarto, se desvaneció y se quedó en el río". El nombre de Lukita se lo puso el hijo de Narenka: "Mi hijo de aquella tenía 4 años y le puso Lukita y Lukita se quedó".

¿Era muy querida? La respuesta nos sorprende: "No", así de tajante nos contesta la kiosquera. "Era bastante odiada, mordía a la gente, tenía muy mala leche, pero andaba por el pueblo, paseaba con la gente, era famosísima y a los peregrinos les encantaba tomarse fotos con ella".

A pesar de la fama de esta oca, nadie en Padrón conoce exactamente su procedencia. Narenka nos cuenta que no cree que se le busque reemplazo: "No sabemos quién la dejó aquí, apareció aquí y no sabemos cómo apareció aquí".


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