Los autónomos extremeños, entre la navaja de la subida de cotizaciones y la pared de la economía rural
La subida de cotizaciones proyectada por el Gobierno aviva la indignación en un sector que se siente acribillado por una voracidad fiscal que ignora la realidad de la España vaciada.

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Badajoz - Publicado el
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La voz de Lorenzo Amor en Herrera en COPE alertando del “sablazo” no era un eco lejano. En Extremadura, la advertencia resonó con la crudeza de lo inmediato. En Mediodía COPE Badajoz, Eduardo Bernardo, presidente de Autónomos de Badajoz (ABA), no dudó en realizar un descarnado análisis de una medida que, bajo la promesa de un sistema “más justo y progresivo”, se percibe como un “regalo envenenado” para las arcas públicas y un hachazo para la economía real.

Lorenzo Amor, presidente de ATA: "La mitad de los autónomos de España pagaría más de 2.000 euros de cotización en los próximos tres años con la propuesta del Gobierno"
Lorenzo Amor, presidente de ATA: "La mitad de los autónomos de España pagaría más de 2.000 euros de cotización en los próximos tres años con la propuesta del Gobierno"
Bernardo no ahorró críticas hacia el origen del problema: la desconexión de una clase política que, a su juicio, legisla desde el desconocimiento más absoluto. “A mí me gustaría que las personas que están creando estos reales decretos, que yo creo que se crean de un día para otro y en función de lo que hayan soñado, bajaran a la realidad”, exigió. Dirigió sus dardos hacia “estos señores que están acribillando totalmente a un sector que creo que es el que tira del carro en España”, y de forma muy particular hacia quienes “no han creado un puesto de trabajo en su vida”.
La situación se agrava en el contexto extremeño, una comunidad con las rentas más bajas del país y una lucha constante contra la despoblación. Bernardo puso el foco en la “equidad”, un principio que brilla por su ausencia. “Hay que ponerse en situación de una persona que abra un bar en un pueblo pequeño (…) cuando sus facturaciones son mucho más pequeñas”, argumentó, subrayando la locura de aplicar las mismas exigencias que en las grandes ciudades. El resultado es una “desincentivación” para los jóvenes que “en Extremadura, por desgracia, la mayoría quieren ser funcionarios”, porque “la vaca no da para más”.
supervivencia
Frente a esta presión fiscal, la supervivencia se convierte en una hazaña diaria. “A duras penas”, confesó Bernardo cuando se le preguntó cómo compiten. Reveló que, incluso en un día festivo, la mente de más de 80.000 autónomos extremeños no descansa: “Ayer (…) la mayoría estábamos dándole vueltas a la cabeza (…) para ver qué hacemos esta semana que podamos sacar rentabilidad”. El cóctel de costes –combustible, seguros, salarios mínimos– resulta asfixiante, y la subida de cotizaciones es “la navaja” final.
El presidente de ABA también se refirió a la pluriactividad, una realidad común en la región donde muchos autónomos complementan su renta con el sector agrario. Ahí, denunció, el Gobierno “no entiende para nada” la situación y permite una competencia desleal con productos de fuera que no cumplen las mismas exigencias. Cada nueva normativa, advirtió, es una losa más. “Cada vez que salga un real decreto (…) que se van a enterar por el telediario, que sale un nuevo real decreto poniendo más días de vacaciones y de baja (…) todo lo pagamos nosotros”.
En Extremadura, por desgracia, la mayoría quieren ser funcionarios pero la vaca no da para más
Autónomos de Badajoz (ABA)
Ante este panorama, ¿qué pide el autónomo? Bernardo fue claro: eficiencia y alivio. Cuestionó la gestión estatal y abogó por un sistema donde quien gestione sus recursos lo haga con competencia. “Nosotros podemos tener nuestros planes de jubilación con empresas privadas. Nosotros podemos tener nuestra salud en manos de empresas privadas”, razonó, para luego lanzar una petición demoledora: “Pero, por favor, si quitamos gastos al Estado, nos tendrán que quitar gastos a nosotros. No podemos estar en empresas privadas de salud y pagando una seguridad social altísima, totalmente inoperante”. Una reflexión que resume el sentir de un colectivo que, sintiéndose el “enemigo en casa” de su propio Gobierno, clama por que la política baje de su burbuja y pise, de una vez, la tierra que ellos trabajan a diario.