El pasado 13 de marzo, el Valencia CF tomó la decisión de mandar a sus jugadores a casa. Cesar los entrenamientos y recluir a sus futbolistas en sus domicilios, únicamente con la compañía de sus familiares más directos. Fue el presidente Anil Murthy quién comunicó esta decisión a la plantilla en el vestuario de la Ciudad Deportiva. El club de Mestalla fue el primer equipo español en tomar esa medida de aislamiento y todo, justo un día antes de que el Gobierno español declarase el estado de alarma para toda la población.

En este sentido, el Valencia CF siempre fue pionero en las medidas preventivas, es cierto que movilizado por su cercanía con los focos de la pandemia; primero en Milán en Champions ante la Atalanta, más tarde en Vitoria frente al Alavés.

Como deportistas profesionales, el cuerpo técnico tenía especialmente dos aspectos en los que preocuparse y mantener su control y atención con los jugadores. La condición física y la alimentación.

En el primer aspecto, los jugadores, incluso los infectados por el COVID-19 al ser asintomáticos, realizan diariamente una rutina dirigida por Javier Miñano, preparador físico del primer equipo. Miñano cuenta con sus ayudantes, recuperadores y fisioterapeutas, que se han dividido por grupos la plantilla para tener un control más directo y personalizado de los jugadores, todo bajo la supervisión del preparador madrileño.

En el aspecto de la alimentación, el Valencia CF ha cambiado la rutina de sus jugadores. Hasta el momento, el nutricionista del club, Carlos Ferrando, había dirigido a los jugadores y sus familias desde la distancia, con un menú variado y sencillo de preparar. Pero ahora da un paso más en el control y los jugadores van a recibir en sus domicilios la comida ya preparada. La decisión tiene que ver con la voluntad de mantener un control todavía más directo en la rutina alimenticia de los futbolistas. Pensando en el regreso a la competición y sabiendo, como ha venido informando Deportes COPE en primicia, que la intención de la Liga es realizar una pretemporada de quince días, antes de reanudar las once jornadas que restan del campeonato liguero.