Se sienta en un bar de Valencia y el camarero decide no atenderle por un motivo que obliga al dueño a intervenir: "Hacía 'no' con la cabeza"
Un influencer denuncia lo ocurrido en una cafetería de la capital valenciana, donde un conflicto entre cliente y camarero llegó hasta las reseñas de Google

Un grupo de personas en una terraza de Valencia
Madrid - Publicado el
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En un país con una riqueza lingüística tan diversa como España, las tensiones por el uso de las lenguas cooficiales en el sector servicios no son nuevas. Sin embargo, el caso ocurrido días atrás en el bar Que Més Cafetería de Burjassot (Valencia) ha reabierto el debate sobre los derechos de los consumidores y las obligaciones de los establecimientos.
Según denunció un cliente en una reseña online, el camarero que le atendió se negó a servirle porque este le habló en valenciano. El incidente, viralizado por el influencer Jesús Soriano (@soycamarero), ha generado una polémica que trasciende lo anecdótico y se adentra en cuestiones legales y de convivencia.
Obligación o derecho
La Constitución Española reconoce el castellano como lengua oficial del Estado, mientras que las lenguas cooficiales (como el valenciano) tienen ese estatus en sus respectivas comunidades autónomas. No obstante, según fuentes del Gobierno, la Administración central no está obligada a usar lenguas cooficiales fuera de su territorio autonómico, salvo que su sede esté en una comunidad bilingüe. En el ámbito privado, la normativa es menos clara. La Ley de Consumo exige a los establecimientos garantizar la accesibilidad y no discriminación, pero no especifica la obligatoriedad de atender en lenguas cooficiales.

Un camarero atiende una terraza
Organizaciones como la OCU han registrado quejas por casos similares, aunque su papel en este ámbito ha sido cuestionado recientemente. Facua denunció en 2025 que la OCU percibía comisiones por publicitar cursos de idiomas, lo que ha generado escepticismo sobre su neutralidad en conflictos lingüísticos. Pese a ello, la OCU insiste en que los consumidores tienen derecho a reclamar si se sienten discriminados, aunque la jurisprudencia (como sentencias del Tribunal Constitucional) avala que los trabajadores no están obligados a dominar lenguas cooficiales.
Un camarero de Valencia no sirve al cliente
El cliente afectado relató en su reseña: “No pude tomar nada porque la persona atendiendo no podía entender en valenciano "un café solo y un croissant". Cuando le pregunté "¿no entiendes una sola palabra?", hacía que "no" con la cabeza”. Añadió una crítica al nombre del local: “Tiene dos faltas de ortografía. "¿Qué Más?" sería correcto”.
La respuesta del dueño no se hizo esperar. En redes sociales, el establecimiento aclaró que el empleado “no es de origen español” y que, pese a ello, “los dueños y varias empleadas sí hablan valenciano”, algo que calificó de 'raro' en la hostelería actual. Sobre el nombre, explicó que “no hay falta de ortografía, puesto que llevaría acento si fuese una pregunta”, y defendió que 'Que Més Cafetería' es una marca registrada.
Las respuesta del influencer Jesús Soriano
Jesús Soriano, influencer con más de 646.000 seguidores conocido por denunciar abusos laborales en hostelería, compartió el caso con una ironía mordaz: “¿No pudiste o no quisiste?”. Soriano, que suele posicionarse del lado de los trabajadores, esta vez respaldó al camarero: “El cliente no siempre tiene la razón”, lema que figura en su perfil.
Los usuarios de redes se dividieron. Algunos criticaron al comensal por no usar el castellano (“¿La reseña en castellano la escribió un fantasma?”) mientras otros ironizaron: “Café en español, 1,60€; en valenciano, 3,80€: es el plus del curso del camarero”.
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La opinión de Facua
Este caso refleja tensiones recurrentes en comunidades bilingües. En 2024, otro cliente valenciano acusó a una camarera de “falta de empatía” por no entenderle, pero se omitió que era extranjera. Para Rubén Sánchez, portavoz de Facua, “la hostelería debe esforzarse en atender en la lengua cooficial, pero sin criminalizar a trabajadores que, a menudo, son migrantes en condiciones precarias”.
Mientras, la UE avanza en normativas que impactarán al sector, como la prohibición de envases monodosis en 2026, pero no aborda estos conflictos culturales. Para Soriano, “el problema no es el idioma, sino la falta de respeto”. Y este caso lo demuestra: un cliente que corrige ortografía pero no empatiza con quien sirve su café.