La otra cara de Alicante: Cáritas destapa que el alquiler devora hasta el 80% del sueldo de las familias vulnerables
la vivienda se come el sueldo y la “papeleta” administrativa empuja a miles de familias al borde de la exclusión

José ignacio Munilla Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante
Alicante - Publicado el
2 min lectura
No es una cifra, es una fractura social. La Memoria 2024 de Cáritas Diocesana de Orihuela‑Alicante dibuja un escenario cada vez más duro: 15.721 personas acompañadas de forma directa (27.891 contando a sus familias) y un perfil donde la irregularidad administrativa y el acceso imposible a la vivienda se han convertido en un muro casi infranqueable.
- Exclusión administrativa: Más de 5.600 personas atendidas no tienen papeles en regla, lo que les cierra la puerta a un contrato y, por tanto, a un alquiler estable.
- Exclusión residencial: El esfuerzo medio para pagar la renta ya supera el 35 % de los ingresos y, en muchos casos, roza el 80 %. Cáritas destinó 586.605 € solo a ayudas de alquiler (+45 %).
- Más ayudas, menos personas, mayor gravedad: aunque el número total de atendidos cae un 9 %, las ayudas económicas suben un 53 %, señal de que las situaciones son más complejas y prolongadas.
- Feminización de la pobreza: un 66 % son mujeres, muchas con menores a cargo; el 66 % de beneficiarios son extranjeros no comunitarios.
En vivienda, empleo y sinhogarismo la organización multiplica esfuerzos: 772 personas sin hogar acompañadas, 780 participantes en programas laborales y 18 contratos en la empresa de inserción Retextil. Todo ello sostenido por 1.268 voluntarios y un presupuesto que cerró con déficit de 911.454 € –cubierto con fondos propios– para no dejar a nadie fuera.
Víctor Mellado, director de Cáritas, resume la urgencia: «La pobreza se está cronificando; no basta con ayudar, hay que transformar. Vivienda y regularización son llaves imprescindibles». Bajo el lema “Mientras haya personas, hay esperanza”, la campaña 2025‑2026 reclama políticas públicas valientes y un compromiso ciudadano que vaya más allá de la caridad puntual.
La vivienda ya no es un sueño caro; es un derecho inalcanzable para miles de alicantinos. Cáritas pide pasar del “qué pena” al “qué podemos hacer”. Porque, recuerdan, sin hogar no hay futuro.