3.000 euros o 60 horas: la elección que tienen que hacer las personas a las que pillan pintando grafitis
Las cantidades varían en función del tamaño del grafiti, pero el objetivo es que sirva como medida de concienciación

Jóvenes limpian paredes de grafitis para evitar sus multas por pintar otros grafitis
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Desde el pasado mes de diciembre, aquellas personas que multen por hacer grafitis tienen la posibilidad de solicitar que les conmuten la sanción económica a cambio de trabajar limpiando grafitis por la ciudad.
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A lo largo de este año, 33 personas se han acogido a esta posibilidad, lo que suponen 1.228 horas de trabajo en las que han limpiado 2.600 metros cuadrados. La sanción de este grupo hubiera sido de alrededor de 64.100 euros en total.
Como ha explicado el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante, desde el Ayuntamiento destinan 12 millones de euros al año a limpiar grafitis. "En el año 2024 llevamos a cabo más de 42.000 actuaciones que suponen haber limpiado 379.000 metros cuadrados, es decir, cerca de 40 veces la Plaza Mayor en superficie", ha comentado.
Una vez que deciden trabajar para saldar su deuda, reciben un taller sobre comportamiento cívico y un curso sobre la manera en la que van a tener que trabajar. Además, se les da los EPIs (Equipo de Protección Individual) necesarios para que limpien en plenas condiciones de seguridad y salud como si fueran trabajadores de la propia contrata.

Les dan EPIs y materiales para limpiar con seguridad
La intención es que sirva para que ellos vuelvan a hacer grafitis, pero también, para que este "castigo" les convierta en prescriptores para que convenzan a sus amigos y conocidos de no hacer pintadas.
Una salida para una multa cuantiosa
La sanción por infringir la ordenanza de limpieza haciendo un grafiti va de 300 a 3.000 euros. Hay personas que han preferido pagar la multa a limpiar, pero, sobre todo los más jóvenes, optan por el trabajo comunitario.
Este es el caso de uno de los jóvenes que estaba pintando en un parque con sus amigos cuando la policía les sorprendió y les multaron con una sanción de 3.000 euros. A cambio de evitar pagar esta cantidad, deberá trabajar unas 60 horas de trabajo comunitario.
"Al fin y al cabo, teniendo en cuenta que el grafitero promedio es un chaval que no tiene ese dinero, tener esta oportunidad es un alivio", ha explicado.
Prejuicios y reivindicaciones
El principal problema es que, según ha comentado este mismo joven, en un par de días nos encontraremos con la pared pintada de nuevo. De esta manera, algo que han aprovechado para reivindicar es la necesidad de que haya más espacios legales y seguros para desarrollar su arte.

La pared antes de empezar los trabajos
Uno de los puntos que ha defendido este joven está relacionado con los prejuicios que hay entorno al perfil de quien hace pintadas: "Se piensan que el grafitero promedio es un chaval de 15,/16 años, que no tiene preocupaciones y que se dedica a molestar, por así decirlo. Y es realmente todo lo contrario".
Ha comentado que él mismo conoce a personas que "se dedican a esto desde hace mucho tiempo y que la edad es indiferente, tienen familia e hijos y se siguen dedicando a ello por una pasión y un gusto. Al final, es una cuestión de amor al arte, prácticamente".