¿Cómo funciona la defensa planetaria?: el escudo de la Tierra contra los asteroides que nos acechan

Pequeños objetos de apenas 20 metros pueden causar daños, pero la ciencia ya desarrolla métodos para detectarlos y desviarlos antes de que sea tarde

El concepto de defensa planetaria ha cobrado una gran relevancia en los últimos tiempos.
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defensa planetaria

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José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El concepto de defensa planetaria ha cobrado una gran relevancia en los últimos tiempos. Se trata del conjunto de medidas y protocolos que la humanidad tiene a su alcance para protegerse de una posible colisión de un asteroide o cometa contra la Tierra. Aunque la atmósfera nos protege de la mayoría de impactos, el constante descubrimiento de nuevos asteroides cercanos evidencia la necesidad de estar preparados, tal y como explica el investigador científico del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC), Josep Maria Trigo.

el umbral de peligrosidad de estos objetos comienza a partir de los veinte o treinta metros de diámetro.

el umbral de peligrosidad de estos objetos comienza a partir de los veinte o treinta metros de diámetro.

Según los expertos, el umbral de peligrosidad de estos objetos comienza a partir de los veinte o treinta metros de diámetro. Un ejemplo claro fue el asteroide de apenas 18 metros que penetró sobre la ciudad rusa de Cheliábinsk en 2013. El suceso dejó más de 1.500 heridos, la mayoría por cortes de cristales rotos por la onda de choque y por la intensa radiación de la bola de fuego que generó a su paso.

Cuando se convierte en una bola de fuego extremadamente luminosa, es obvio que hay que ponerse a cubierto"

El principal factor de riesgo de estos cuerpos no es solo su tamaño, sino la hipervelocidad a la que viajan. Los asteroides que llegan desde el cinturón principal pueden alcanzar entre 50.000 y 70.000 kilómetros por hora. A esa velocidad, la energía cinética que liberan en un impacto es inmensa, ya que esta depende de la velocidad elevada al cuadrado, lo que multiplica su capacidad destructiva.

El poder devastador de un objeto de tamaño medio quedó patente con el evento de Tunguska, ocurrido en Siberia en 1908. Se estima que un cuerpo de unos 50 metros provocó una explosión que tumbó 80 millones de árboles en un área de más de 2.000 kilómetros cuadrados. El gas incandescente de la bola de fuego posterior calcinó la vegetación, demostrando el potencial de devastación a escala local que encierran estos fenómenos.

Los telescopios modernos utilizan cámaras digitales de alta eficiencia cuántica que permiten captar objetos muy débiles

Los telescopios modernos utilizan cámaras digitales de alta eficiencia cuántica que permiten captar objetos muy débiles

Detectar lo casi invisible

Para localizar estos objetos, la ciencia emplea tecnología de vanguardia. Los telescopios modernos utilizan cámaras digitales de alta eficiencia cuántica que permiten captar objetos muy débiles. Además, se aplican técnicas de ‘machine learning’ para la detección automatizada de pequeños puntos de luz que se mueven en el fondo estrellado, a menudo en el límite del "ruido" digital de las propias cámaras.

La colaboración internacional es fundamental en esta tarea. Programas como la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) coordinan a observatorios profesionales y astrónomos aficionados de todo el mundo. Este esfuerzo conjunto permitió, por ejemplo, predecir el impacto de un pequeño meteoroide sobre Normandía en 2023 con solo siete horas de antelación, un éxito que hizo posible su seguimiento y la posterior recuperación de fragmentos.

¿Qué hacer ante una amenaza?

Los protocolos de actuación dependen del tiempo de antelación y del tamaño del objeto. Para cuerpos pequeños, de menos de 20 metros, y con poco margen, la estrategia se centraría en una alerta general y la evacuación de la zona de impacto. Josep Maria Trigo advierte del peligro de observar el fenómeno desde una ventana, ya que la onda de choque posterior "podría causar el trencament de vidres a gran distancia".

Es un sistema muy eficiente y que podríamos desviar incluso asteroides de centenares de metros"

Si se dispone de meses o años, se puede plantear una misión de desvío. La misión DART de la NASA, que impactó con éxito en el asteroide Dimorphos, ha demostrado la viabilidad de la técnica del impactador cinético. Este método consiste en transferir el momento cinético de una sonda al asteroide para alterar su trayectoria. Según Trigo, se ha demostrado que "es un sistema muy eficiente y que, dependiendo de la masa de la sonda que enviemos [...], podríamos desviar incluso asteroides de centenares de metros".

La probabilidad de un gran impacto

Aunque la probabilidad de un impacto catastrófico a nivel global es extremadamente baja en el transcurso de una vida humana, el riesgo no es cero. Un ejemplo es el asteroide 2024 RR4, de unos 60 metros, que aunque no supone un peligro para la Tierra, tiene una probabilidad de casi el 4% de impactar contra la Luna en 2032. Sucesos como el de Tunguska ocurren en una escala de siglos, y los de Cheliábinsk, con mayor frecuencia, lo que demuestra que esta "lluvia cósmica" es constante. Por ello, la defensa planetaria ha dejado de ser ciencia ficción para convertirse en una necesidad práctica para la seguridad a largo plazo del planeta.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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