Este fue el proyecto de bomba nuclear española que habría enfadado a Trump
El proyecto nunca se materializó debido a presiones internacionales, decisiones políticas y limitaciones técnicas. Se abandonó definitivamente en 1981.

Los científicos y responsables del proyecto islero del ejército español
Barcelona - Publicado el
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El Proyecto Islero, uno de los episodios más fascinantes y secretos de la historia contemporánea española, fue un ambicioso plan desarrollado durante la dictadura franquista para dotar al país de un arsenal nuclear propio.
Iniciado en 1963, este proyecto buscaba fabricar una bomba atómica de plutonio, bautizada en honor al toro que mató al torero Manolete, y representó el anhelo de España por consolidar una política exterior y de defensa independiente.
Sin embargo, a pesar de los avances científicos, el proyecto nunca se materializó debido a presiones internacionales, decisiones políticas y limitaciones técnicas.

Guillermo Velarde, físico y militar, fue el Oppenheimer español
Orígenes del Proyecto Islero
El Proyecto Islero nació en un contexto de aislamiento internacional tras la Segunda Guerra Mundial, cuando España, bajo el régimen de Franco, buscaba reforzar su posición geopolítica.
La independencia de Marruecos en 1956 y la guerra de Ifni (1957-1958) encendieron las alarmas en el régimen, que temía ambiciones territoriales marroquíes sobre Ceuta, Melilla, las Islas Canarias y el Sáhara Español.
En este escenario, el general Agustín Muñoz Grandes, vicepresidente del gobierno y jefe del Alto Estado Mayor, impulsó la idea de desarrollar un arma nuclear disuasoria.
En 1963, la Junta de Energía Nuclear (JEN), liderada por José María Otero Navascués, encargó al físico y militar Guillermo Velarde la dirección técnica del proyecto.
Velarde, formado en física nuclear en Estados Unidos, propuso construir una bomba de plutonio-239, más económica que una de uranio, y desarrollar un reactor nuclear para producir el combustible necesario.
La asistencia técnica de Francia, bajo el gobierno de Charles de Gaulle, fue clave, ya que veía con buenos ojos una España nuclear como contrapeso a la influencia de la OTAN.
Un impulso inesperado llegó en 1966 con el incidente de Palomares, cuando un accidente aéreo dejó caer cuatro bombas termonucleares estadounidenses en suelo español.
Los técnicos de la JEN, encabezados por Velarde, analizaron los restos y redescubrieron el método Ulam-Teller, clave para las bombas de hidrógeno, posicionando a España como el quinto país en conocer este secreto tras EE.UU., la URSS, Francia y China.

Bomba atómica de plutonio como la lanzada en Nagasaki en 1945
¿para qué tener una bomba atómica?
El Proyecto Islero respondía a la ideología nacionalista del franquismo, que buscaba autonomía defensiva frente a posibles amenazas externas, especialmente de Marruecos, y reducir la dependencia de Estados Unidos, con quien España había firmado acuerdos en 1953.
La bomba atómica no solo sería un elemento disuasorio, sino también un símbolo de prestigio internacional, equiparándose a potencias como Francia o el Reino Unido. Además, se planeaba realizar pruebas nucleares en el Sáhara Español, aprovechando el control territorial.

El proyecto se reactivó bajo el impulso de militares como Manuel Díez-Alegría, y se produjo plutonio en la central nuclear de Vandellós
¿por qué se suspendió el programa?
A pesar de los avances, el proyecto enfrentó múltiples obstáculos. En 1966, el ministro de Industria Gregorio López-Bravo, de la facción tecnócrata del régimen, convenció a Franco de suspender el programa, argumentando un costo inflado de 60.000 millones de pesetas (frente a los 20.000 estimados por Velarde) y el riesgo de sanciones estadounidenses.
Franco, temeroso de dañar la relación con EE.UU., ordenó posponer el desarrollo físico, aunque permitió continuar las investigaciones teóricas.
En 1971, el proyecto se reactivó bajo el impulso de militares como Manuel Díez-Alegría, y se produjo plutonio en la central nuclear de Vandellós, de tecnología francesa.
Sin embargo, las presiones de EE.UU. se intensificaron, especialmente tras la llegada de Jimmy Carter a la presidencia, quien exigió la firma del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y controles del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
En 1981, el gobierno de la UCD canceló el programa, y en 1987, bajo el gobierno del PSOE de Felipe González, España firmó el TNP, clausurando simbólicamente el Proyecto Islero.
Además, las bombas previstas habrían sido primitivas, con baja potencia, opciones de transporte limitadas y sistemas de seguridad vulnerables, lo que reducía su viabilidad práctica.
La integración en la Comunidad Económica Europea, prioritaria para el PSOE, también hizo incompatible la continuación del programa.
el legado que nos deja islero
El Proyecto Islero, revelado por Velarde en su libro de memorias de 2016, permanece como un capítulo intrigante de la historia española.
Aunque no logró su objetivo, demostró la capacidad técnica de los científicos españoles y dejó un legado en el desarrollo de la energía nuclear civil.
Sin embargo, la prudencia política, las presiones internacionales y las limitaciones técnicas frustraron el sueño de una España nuclear, dejando a Islero como un "lo que pudo haber sido".



