"Dos no discuten si uno no quiere": el mantra para evitar conflictos familiares en Navidad
Las fiestas pueden ser una fuente de ansiedad y agobio, pero los expertos aseguran que con autogestión emocional y límites claros es posible disfrutar de ellas

Cena navideña
Barcelona - Publicado el
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Aunque la Navidad está concebida como una época de felicidad y reencuentros, para muchas personas se convierte en una fuente de estrés, ansiedad e incluso depresión. Los psicólogos señalan que se llega a estas fechas con un cansancio acumulado considerable desde el verano, lo que predispone a un mayor desgaste emocional.
A esto se suman múltiples factores estresantes: el gasto extra en regalos y celebraciones, la presión por las compras, el aumento del ruido y el tráfico, la obligación de cocinar para muchos o la perspectiva de reencontrarse con familiares con los que existen conflictos latentes.
La autogestión emocional, el primer paso
Ante este panorama, los especialistas apuntan a que la herramienta más poderosa para mantener la calma reside en la autogestión emocional. Esto implica ser consciente del propio estado anímico y tomar medidas activas para regularlo.
Cuando una persona siente que va a perder la calma, es útil enviarse "automensajes tranquilos", como "esto es solo una noche" o "respira, no pasa nada". Gestos tan sencillos como apartarse un momento para ir al baño, echarse agua en la cara y realizar diez respiraciones profundas pueden marcar una gran diferencia para rebajar la tensión.

Mantener la calma es un buen consejo para evitar conflictos durante las comidas navideñas
Se trata, en definitiva, de autogestionarse a través de los propios pensamientos y poner el foco en los aspectos positivos de la reunión. En lugar de centrarse en la persona o la situación que genera incomodidad, es más constructivo pensar en la alegría de estar junto a esos hermanos, primos o amigos a los que no se ve tan a menudo.
Como recuerdan los psicólogos, en cualquier discusión se necesita la participación de más de una persona: "Dos no discuten si uno no quiere". Esta máxima, interiorizada, puede ser un salvavidas para evitar escalar cualquier conflicto.
Dos no discuten si uno no quiere"
Límites y estrategias en las reuniones familiares
Más allá del trabajo interno, existen estrategias prácticas que se pueden aplicar durante las celebraciones. Una de las más efectivas es elegir cuidadosamente con quién sentarse en la mesa. Si la reunión es grande, situarse al lado de un familiar con el que se tiene buena sintonía o, por el contrario, lo más lejos posible de quien se sabe que puede ser un foco de conflicto, otorga una valiosa sensación de control sobre el entorno más inmediato.
Establecer límites claros es otro pilar fundamental del autocuidado en estas fechas. Los expertos insisten en que no hay por qué ir a todas las celebraciones. Es legítimo y saludable declinar una invitación si no se tienen ganas o energía, utilizando frases sencillas como "no puedo, no me encuentro bien" o "nos vemos pasado mañana". La máxima debe ser siempre cuidarse a uno mismo por encima de las expectativas o compromisos sociales que no son estrictamente obligatorios.

Hay estrategias para evitar las discusiones familiares en Navidad
Una planificación inteligente de los tiempos también ayuda a prevenir situaciones incómodas. Si se sabe que a determinada hora, con la ingesta de alcohol, suelen surgir temas conflictivos como la política, una retirada a tiempo es una victoria. Del mismo modo, es crucial controlar el consumo de bebidas alcohólicas, ya que, como advierten los terapeutas, "el alcohol predispone a discusiones" a desinhibir y reducir el autocontrol.
Comunicación y gestión de expectativas
En el plano de la comunicación, la recomendación es clara: evitar los temas sensibles. Asuntos como la política, la religión o la crianza de los hijos son campos minados en muchas familias. También es importante tratar con delicadeza las cuestiones personales delicadas. Si se quiere preguntar a alguien por un divorcio reciente, un duelo o un diagnóstico de salud, es mejor hacerlo en privado para no exponer a esa persona ante los demás.
La gestión de expectativas es igualmente crucial. La satisfacción en un evento social a menudo depende de lo que se esperaba de él. Si en una familia existen problemas y conflictos históricos, no es realista esperar que la cena de Navidad se transforme en un encuentro idílico. En esos casos, una expectativa más sana es simplemente ir, pasar la noche de la forma más cordial posible y brindar, sin esperar grandes muestras de afecto como "abrazos o besos" que no suelen producirse.

Lo mejor es pasar la noche de la forma más cordial posible
Finalmente, la asertividad se presenta como la habilidad comunicativa por excelencia. Ser asertivo es saber decir "prefiero no abordar ese tema y que hablemos de esto otro" con educación pero con firmeza. Implica un equilibrio entre no ser agresivo, imponiendo la propia opinión, y no ser pasivo, callando por miedo al conflicto. Los psicólogos lo definen como un arte que requiere práctica y que resulta indispensable en estas situaciones.
La asertividad es ser firme con el tema y suave con la relación"
Ser asertivo significa, por tanto, ser auténtico, sincero y expresar lo que se opina, pero siempre respetando el punto de vista del otro y cuidando las formas. No se trata de ganar una batalla, sino de proteger el propio bienestar emocional y mantener la relación en buenos términos.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



