Son varios los municipios catalanes que están implementando pruebas de ADN en perros con tal de solucionar el problema de los excrementos de estos en áreas públicas. Está surgido debido a la poca efectividad de las campañas de concienciación sobre la tenencia responsable de mascotas y al aumento de quejas vecinales.

La mitad de los infractores son identificados

Las mascotas deben ser inscritas obligatoriamente en un censo municipal que incluye su perfil genético. Cada perro recibe una chapa con un código QR que proporciona acceso a este perfil, lo que permite identificar a los propietarios negligentes.

Los trabajadores municipales utilizan una aplicación para registrar la ubicación y el momento en que se encuentran los desechos caninos. Si no hay coincidencias en la base de datos, se genera un retrato robot del perro infractor basado en su ADN.

“Por ahora tenemos un servicio en todo el municipio, que es el de la recogida de heces a través de los dispensadores de bolsas. Llegamos a duplicar lo que es la cantidad de bolsas suministradas en un año. Esto significa que la gente recoge más”, explica Esther Canturri, técnica de Medio Ambiente del Ayuntamiento de la Seu d’Urgell.

Esta medida ha demostrado ser efectiva, con un 45% de los propietarios incívicos identificados en municipios con censo genético obligatorio. Las multas por no recoger los desechos varían entre los 300 y los 1.000 euros, dependiendo del municipio.

Además de disuadir a los propietarios de comportamientos irresponsables, la iniciativa busca mejorar la salud pública al reducir los riesgos asociados con la presencia de heces caninas en espacios públicos.

Los excrementos de perro pueden tener graves consecuencias para la salud

Los veterinarios han advertido sobre los peligros sanitarios de dejar los excrementos de perro en áreas compartidas, ya que pueden contener toxocara, un parásito intestinal que puede causar enfermedades graves en humanos, incluyendo ceguera y tumores.

“Antes era gratuito, pero ahora el propietario que tenga que censar a su mascota en el municipio tiene que ir al Ayuntamiento y hacer el pago de una tasa. Una vez hecho, irá a cualquier veterinario para que al animal le extraigan una muestra de sangre. Nosotros nos encargamos de enviar esta muestra al laboratorio y ya podemos registrar al animal”, indica Canturri.

Este enfoque científico no solo busca abordar el problema inmediato de la suciedad en las calles, sino también promover una cultura de tenencia responsable de mascotas.

Al fomentar la responsabilidad de los propietarios y crear un entorno más limpio y seguro para todos, se espera mejorar la calidad de vida en los espacios públicos y fortalecer la convivencia comunitaria.